El confinamiento en los domicilios de la población debido a la alerta sanitaria por la pandemia del Covid-19 está obligando a los profesionales de todos los sectores a agudizar el ingenio para adaptarse a la situación y poder seguir desarrollando sus labores. También, por supuesto, a los deportistas y al personal técnico que les ayuda a mejorar su rendimiento. En el caso del Real Zaragoza, el cuerpo técnico del primer equipo está desarrollando y perfeccionando continuamente un sistema de trabajo que permita minimizar el impacto de las circunstancias cuando haya que reanudar la competición en LaLiga SmartBank.
Pese a la distancia y la imposibilidad de reunirse físicamente, el contacto entre miembros del cuerpo técnico para diseñar y supervisar los entrenamientos, por un lado, y entre este y los futbolistas, por otro, es constante. En ese sentido, es de gran ayuda la tecnología actual con, además de llamadas telefónicas, grupos de WhatsApp y videoconferencias grupales. Es un aspecto esencial para transmitir con precisión a los jugadores las tareas que deben realizar y recibir el feedback de estos acerca de sus sensaciones físicas.
La plantilla se ha dividido en dos grupos, con los futbolistas lesionados o en proceso de recuperación por un lado, y el resto del equipo, por otro. Con los lesionados se hace un trabajo supervisado por los Servicios Médicos, que implica un mayor contacto siguiendo unas estrictas normas dictadas por el Doctor De los Mártires.
Con el objetivo de mantener la forma física en la medida de lo posible, el resto de jugadores reciben diariamente las tareas diseñadas por los preparadores físicos, Roberto Cabellud y Javier Chocarro, y trabajan en doble sesión en sus domicilios. También se les ofrece la posibilidad de conectarse por videoconferencia para realizar un entrenamiento más similar al ‘grupal’ y mantener el contacto diario entre ellos, en la medida de sus posibilidades. En los primeros días del confinamiento, el cuerpo técnico se encontró con la dificultad de la dispar disponibilidad de material y de espacio de cada jugador en su domicilio, por lo que se trató de proveerles de un kit básico de entrenamiento (incluyendo bicicletas estáticas), que ha favorecido el diseño de tareas que todos ellos pudieran desarrollar en las mismas condiciones.
Para mantener un control sobre el entrenamiento, los preparadores físicos reciben también información de los futbolistas a través de diversos formularios que les ayudan supervisarles. Los jugadores reciben también las indicaciones y la supervisión de Víctor Fernández, en este caso por vía telefónica, en charlas que sirven al entrenador para comproblar tanto el estado físico como el anímico de sus pupilos.