La LFP trabaja en un borrador sobre el protocolo sobre los modos y maneras para regresar paulatinamente al trabajo cuando finalice el estado de alerta. Se trata de un documento de trabajo que deberá ser consensuado por los clubes que, a buen seguro, introducirán modificaciones.
El principal objetivo del borrador es blindar la salud de los protagonistas.
Las plantillas permanecerán en la situación actual hasta que se levante el estado de alarma. En ese momento, tres días antes de volver al césped, los jugadores pasarán los pertinentes test para comprobar que ninguno estuviera infectado. También los pasarán los familiares o personas que convivan con ellos.
Llegados a este punto, los futbolistas volverán al trabajo en sus ciudades deportivas, de uno en uno, individualmente, con asistencia y control de sus preparadores vía telemática. En una segunda fase, trabajarán en grupos de ocho jugadores para, unos días más tarde, hacerlo ya en grupo.
Los controles serán exhaustivos y permanentes. El acceso a las instalaciones estarán restringidos a un pequeño grupo de personal indispensable. Cada equipo trabajará en un campo y esa instalación será de su utilización exclusiva.
Durante la pretemporada y la competición, las plantillas vivirán en régimen de concentración, sin contacto con el exterior.
¿Y si se diera un positivo? El equipo en cuestión quedaría confinado, se aislaría al contagiado y se tomarían las medidas oportunas.