Numerosos aragoneses hacen una fila respetuosa a las puertas del Museo Pablo Serrano de Zaragoza, con las medidas de seguridad que marcan los nuevos cánones de la pandemia, para despedir a Joaquín Carbonell. El vestíbulo del centro de arte contemporáneo, tan familiar para él, acoge durante unas horas el féretro del artista para que ciudadanos, amigos y autoridades puedan mostrar sus respetos en su despedida, tal como ha querido la familia.
El Presidente de Aragón, Javier Lambán, junto con los consejeros de Presidencia y de Cultura, Mayte Pérez y Felipe Faci, respectivamente, ha recibido el féretro junto a los familiares y han guardado unos minutos de silencio, solo roto por el fondo musical del surtido repertorio del propio artista.
Lambán ha vuelto a recordar la figura del que se consideraba su amigo, sobre todo desde la última década (aunque se conocían desde los años 80), cuyo trato le permitió compartir momentos entrañables e “inolvidables”, como fue el 23 de abril de 2019, día que recibió la medalla del Gobierno de Aragón al mérito cultural en el Palacio de La Aljafería.
Para el presidente aragonés, este icono de la lucha antifranquista que, al aire de la transición, también se convirtió en un adalid de la autonomía aragonesa, fue “el mejor cantante” de todos aquellos que también le acompañaron en el movimiento y sigue manteniendo que el tiempo le colocará en el sitio que se merece, máxime tras haber asistido a su último concierto en el Teatro Principal, con motivo de sus 50 años en la música.
Ha repasado su faceta musical del que considera un referente de la música popular española, así como su obra literaria que fecundó novelas “muy meritorias”, en particular la que hacía referencia al posible encuentro entre Carlos Gardel y Federico García Lorca en los años 30 en Buenos Aires, pero también otros textos muy interesantes “porque también fue un gran periodista”. Su personalidad vital le permitía abordar numerosos proyectos, razón por la cual fue merecedor de la medalla entregada el pasado año.
ha loado su polifacética y entrañable figura y ha transmitido su pésame a familiares y amigos en nombre del ejecutivo. Lambán ha recordado que fue periodista, escritor y músico, y que estaba “en pleno uso de sus facultades físicas y creativas”. De hecho, según Javier Lambán, “cantaba ahora mejor que cuando era joven”.
“Aragón pierde a un hombre muy importante de la historia reciente y a lo largo de los próximos años se abrirá camino su figura, de un gran ciudadano aragonés, con gran talento musical poético, literario y musical, que abrió el camino del autogobierno, del Estatuto de Autonomía y ensanchó el camino del aragonesismo. Le recordaremos con mucho afecto y como decían de Gardel, que Carlitos cada día canta mejor, año tras año, al escuchar sus canciones, diremos que Joaquín cada día canta mejor”. Así finalizaba el presidente del Gobierno de Aragón el recuerdo a la figura de Joaquín Carbonell.
La última ocasión que el Gobierno de Aragón tuvo relación profesional con el cantautor fue con motivo de la celebración de sus 50 años en los escenarios con un concierto en el Teatro Principal al que asistió el Presidente de Aragón, Javier Lambán, junto con otros consejeros y que fue grabado para ser editado posteriormente. En el recital, Carbonell dio cuenta de toda su trayectoria desde que en el año 1969 actuara por vez primera en un festival en el Teatro Marín de Teruel, en el que intervinieron José Antonio Labordeta y el dúo Joaquín y Cesáreo, alumnos del Instituto Ibáñez Martín.
El Gobierno de Aragón colaboró además en el lanzamiento de un librodisco el pasado año que recogía el Primer Encuentro de la Música Popular en Aragón, celebrado el 13 de noviembre de 1973 en el Teatro Principal de Zaragoza, en el que participó el cantautor junto a otras de las voces más representativas de la nueva canción aragonesa.