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Aragón quiere impulsar junto a Nueva Aquitania un Observatorio Transfronterizo sobre el cambio climático y sus afecciones en los Pirineos

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Aragón quiere hacer de los Pirineos un enclave transfronterizo de investigación sobre el cambio climático y sus importantes afecciones en la cordillera. Así lo ha anunciado la consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, que ha visitado hoy el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, el único centro subterráneo dedicado al estudio de astropartículas en España y que está gestionado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza.

La responsable autonómica ha resaltado que la crisis climática es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad actualmente, y ha apuntado a la posibilidad de que el Observatorio pudiera instalarse en Canfranc, en un espacio de la estación internacional, aprovechando las sinergias con el Laboratorio Subterráneo (LSC) y del cercano Instituto Pirenaico de Ecología, de Jaca.

“Al igual que hace más de 30 años se apostó de forma visionaria por Canfranc para ubicar una instalación única en España, que está dando unos frutos científicos de primer nivel y que lleva el nombre de Aragón por todo el mundo, queremos hacer ahora de los Pirineos un enclave puntero de investigación sobre el clima”, ha avanzado.

En opinión de la consejera, pocas cuestiones pueden tener ahora tantos efectos y de forma tan global como el cambio climático, por lo que resulta estratégico situar a Aragón en la punta de lanza de la investigación en este tema. Además de los efectos económicos y en el medio ambiente, Díaz ha subrayado también los sanitarios, aludiendo a como la crisis sanitaria de la Covid ha evidenciado que “la salud está directamente vinculada con el clima y la biodiversidad”.

“Pensar en cambio climático es pensar en salud”, ha dicho, para insistir en que “la crisis climática requiere de acción y respuestas urgentes si no queremos que la Covid 19 sea solo la primera de las pandemias”.

En este sentido, Díaz ha defendido el “altísimo nivel” de la ciencia que se realiza en el LSC y ha asegurado que la instalación en la localidad altoaragonesa del Observatorio permanente permitiría a investigadores y tecnólogos de ambos lados de la frontera desarrollar investigación y tecnología en temas de recuperación y sostenibilidad de los ecosistemas pirenaicos.

Según ha comentado, el futuro Instituto, que englobaría equipos multidisciplinares de investigadores, bebería de la fructífera experiencia del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC), cuyo socio principal es la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, pero que aglutina colaboraciones a ambos lados de la frontera. El trabajo del OPCC ha constatado que las repercusiones del cambio climático ya se observan en todos los sectores naturales y socioeconómicos.

“El cambio climático tiene efectos muy sensibles en los ecosistemas montañosos, que son de por sí, muy frágiles, pero que presentan una gran biodiversidad y un valor patrimonial muy alto, como puede ser la desaparición acelerada de glaciares y otras alteraciones en los ciclos hídricos. Pero, además, el calentamiento global agrava los problemas socioeconómicos de los Pirineos, como la despoblación, los cambios en los usos de la tierra, la falta de cambio generacional en el sector primario, el turismo, la producción de energía…”, ha explicado la consejera.

Para avanzar en este proyecto ya ha habido conversaciones con el Gobierno de Nueva Aquitania, una región con la que ya existe una larga y fructífera colaboración, tanto institucional, como entre la comunidad científica y académica y entre las propias gentes del territorio.

Revolucionar el campo de la física
La consejera ha hecho el anuncio justo antes de entrar a visitar el Laboratorio Subterráneo de Canfranc. Acompañada por el director de las instalaciones, Carlos Peña; el alcalde de la localidad, Fernando Sánchez, y la delegada del Gobierno de Aragón en Huesca, María Carmen Luesma, la consejera ha recorrido por espacio de una hora el centro, que lleva adelante proyectos de gran relevancia que están llamados a revolucionar el campo de la física en los próximos años.

Durante su visita, ha destacado cómo se trata de un centro de referencia internacional, al que acuden científicos de todo el mundo atraídos por la calidad de sus instalaciones. Actualmente, 210 científicos e ingenieros –una veintena de ellos de Aragón- trabajan directamente en experimentos y actividades del Laboratorio. No obstante, son más de 1.000 quienes hacen uso del LSC y de otros laboratorios subterráneos con los que el centro altoaragonés tiene acuerdos de colaboración.

De boca de su director, Carlos Peña, ha podido conocer qué proyectos e investigaciones están desarrollando actualmente. En el LSC hay una variedad de servicios especializados en ultra-pureza radioactiva y se combinan actualmente investigaciones sobre la naturaleza de los neutrinos y detección de materia oscura. Hay 8 experimentos aprobados y otros cuatro en fase de aprobación.

El buque insignia del centro es el proyecto NEXT, un proyecto líder mundial, que estudia la naturaleza de los neutrinos buscando un tipo inusual de desintegración, que explicaría la asimetría entre la materia y la antimateria en el Universo.

En el marco de ese proyecto, el Laboratorio fue recientemente noticia por el descubrimiento de una nueva molécula fluorescente que acerca el origen del universo. El hallazgo fue publicado en la prestigiosa revista Nature y ha sido seleccionado por el Consorcio Europeo de Física de Astropartículas como uno de los tres proyectos europeos con mayor proyección.

En cuanto a las colaboraciones internacionales, la más puntera es la del proyecto Hyper- Kamiokade, liderado por la Universidad de Tokio y KEK, el principal laboratorio de física de partículas de Japón, que va a construir y explotar el mayor telescopio de neutrinos en el país nipón. El centro altoaragonés coordina la colaboración española con siete instituciones, que desarrollarán tecnología en inteligencia artificial, electrónica, reducción de radón y compensación geomagnética, entre otras.

Todo esto es posible gracias a la localización del Laboratorio. Está instalado bajo el monte Tobazo, a unos 850 metros de profundidad, lo que permite crear un entorno de bajo fondo radioactivo ideal y garantiza el aislamiento de los rayos cósmicos, condiciones indispensables para llevar a cabo experimentos acerca de la física de partículas y astropartículas.

Durante los peores momentos de la pandemia, además de los experimentos en marcha, investigadores del centro quisieron poner la ciencia al servicio de quienes peor lo estaban pasando y diseñaron un prototipo de respirador para UCI. Adaptado a los pacientes más graves afectados por la Covid19, suscitó el interés de varias empresas.

Además, se ha aprobado ya un proyecto para, a partir del próximo año, comenzar a experimentar con elementos biológicos como los virus y conocer cómo se comportan en diferentes entornos con mayor o menor radioactividad, aprovechando el silencio cósmico que ofrecen las instalaciones, esto es, un entorno lo más libre de radioactividad posible.

Durante la visita, la consejera ha conocido también el museo del Laboratorio, situado en la casa de los Abetos, y que abrió en junio de 2019 para divulgar y hacer entender “las cosas fantásticas” que hacen los equipos de investigadores que vienen de todo el mundo a trabajar a Canfranc. Desde su puesta en marcha, y pese al parón forzado por la pandemia del coronavirus en marzo pasado, más de medio millar de personas han visitado ya la sala museo, en citas organizadas tanto por la Oficina de Turismo de Canfranc, como por el propio LSC.

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