El Gobierno de Zaragoza ha dado luz verde al procedimiento para contratar el servicio de cocina del Albergue municipal durante los próximos tres años, incorporando notables mejoras relacionadas con la alimentación saludable y sostenible. El importe máximo de licitación asciende a 1.279.031 euros (IVA incluido) por tres años, con posibilidad de dos prórrogas anuales y un 20% de modificaciones previstas que elevan el valor estimado del contrato hasta un máximo de 2.275.360 euros.
El nuevo contrato subraya la importancia de utilizar alimentos frescos, de temporada, de origen sostenible y de proximidad, cocinados en el Albergue y evitando los productos precocinados o ultraprocesados. Como mínimo, dos días por semana deberán servirse productos con certificación ecológica. Y al menos el 20% de los productos hortofrutícolas frescos (verduras, hortalizas y frutas) y el 20% de los no frescos (pasta, legumbres, arroz, frutos secos, etc.) deberán estar producidos en proximidad, es decir, en un radio no superior a 200 kilómetros de la ciudad de Zaragoza. Se valorará además la compra directa al productor o a través de canal corto de comercialización, y se hará un uso adecuado de las comidas sobrantes, fomentando la reutilización siempre que sea posible.
La empresa deberá contar en su plantilla con un profesional de la nutrición y la dietética, que se encargará de elaborar los menús bajo los criterios científicos más actuales y contrastados en materia de alimentación saludable, adaptados a las personas usuarias del Albergue. Los menús deberán ser variados, con un valor nutricional adecuado, materias primas de calidad y un aporte calórico suficiente para la población destinataria.
La empresa adjudicataria se hará cargo de ofrecer los servicios de desayuno, comida, merienda y cena durante todos los días del año, de forma ininterrumpida. El número diario de usuarios se estima, de forma orientativa, en 130 para el desayuno, 120 comidas, 80 cenas y 15 meriendas. A estos servicios hay que sumar el refuerzo en situaciones de emergencia, como la temporada de frío, cuando el Albergue amplía sus recursos de alojamiento.