El Gobierno de Aragón transferirá en los próximos días 8,2 millones de euros a la Universidad de Zaragoza para paliar el sobreesfuerzo económico en el que tuvo que incurrir la institución para mantener la calidad de la oferta académica y de investigación en la recta final del curso pasado y en el arranque de este.
La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, y el rector en funciones, José Antonio Mayoral, han dado a conocer hoy el acuerdo económico por el que el Ejecutivo autonómico ayudará financieramente al campus público aragonés, en el que estudian actualmente alrededor de 30.000 alumnos, y compensará, entre otras partidas, los gastos adicionales derivados de la adaptación de la enseñanza superior a las condiciones sanitarias impuestas por la pandemia, la minoración de precios públicos o el aumento de gastos de personal.
La nueva transferencia se fundamenta en el principio de garantía de estabilidad y suficiencia de los ingresos, con el objetivo de facilitar e incentivar la mejora continuada de la calidad del servicio de la educación superior en Aragón, y dará liquidez al campus público.
“Siempre hemos defendido que la Universidad pública necesitaba una mayor financiación, una situación que se agrava más en situaciones complejas como la que estamos viviendo este año”, ha afirmado Díaz.
Según ha explicado, el contrato programa vigente no desarrollaba gastos que la Universidad ha tenido que ir atendiendo de sus fondos propios y el Ejecutivo autonómico “ha entendido que era el momento de abonarlos, teniendo en cuenta además el aumento de gasto producido en los últimos meses”.
La responsable autonómica ha subrayado como desde Aragón, y a pese a las dificultades de este año, “se ha sostenido la transferencia básica a la Universidad en todo momento”, frente a los recortes que se han impuesto en otras autonomías.
Unos fondos que ahora se complementan con esta transferencia adicional, y que junto a la previsión de incremento de la transferencia para el próximo ejercicio revela el compromiso del Ejecutivo con la educación superior y el convencimiento de que “otra salida es posible” a la crisis que estamos viviendo. “Frente a la crisis anterior, donde la Universidad y la investigación fueron las paganas, ahora ponemos a la Universidad a la vanguardia”, ha defendido Díaz.
Una idea en la que ha insistido el rector, quien ha destacado que la salida a la crisis solo será efectiva si “de verdad creemos que ha de basarse en el conocimiento”. Por eso, ha agradecido al Ejecutivo la voluntad de diálogo para encontrar una solución a los problemas de liquidez a los que se podía enfrentar el campus a finales de año.
Mayoral ha señalado que la institución ha amortizado deuda por valor de 8,2 millones, por lo que la ayuda de la DGA “colocará a la Universidad de nuevo en la casilla de salida”. Y ha celebrado que el destino de los nuevos fondos no sea condicionado, lo que permitirá al campus mayor flexibilidad y hará que su aplicación sea “más eficaz”.
Hay que recordar que el campus aragonés tuvo que adaptar la docencia a las condiciones sanitarias para poder empezar el curso en las mejores condiciones para el estudiantado y el profesorado. Apostó por una docencia semipresencial, con grupos estables, que alternan por semanas la asistencia a clase para sesiones teóricas y prácticas, con seguimiento online desde sus domicilios.
Para ello, se digitalizaron algo más de 200 aulas, con la adquisición de material audiovisual; se incrementó la formación para todo el personal y se reforzaron los equipos de ayuda al llamado Anillo Digital Docente. El campus tuvo que costear además la compra de equipos de protección personal y hacer frente a una mayor limpieza y desinfección de las instalaciones, entre otras cuestiones.
Estos fondos, en definitiva, garantizarán una mejora en la calidad de la docencia en la universidad pública ante las incertidumbres derivadas de la crisis de la covid19.