Miguel Torrecilla ha cerrado en las últimas horas la llegada de Alexander «Nano» Mesa, delantero de 26 años que aterriza en La Romareda cedido hasta final de temporada por el Cádiz. Asiduo este verano a pescar en aguas gaditanas, el director deportivo del Real Zaragoza confía en el renacer de un jugador que viene dejando mas sombras que luces en los últimos años.
Como ya hiciera en el pasado mercado de invierno con Alegría o Peybernes, Torrecilla ha desempolvado la lista de contactos que utilizó durante su etapa en el Sporting para reaccionar rápido ante la caída de la «operación Cristo». No sabemos si Nano estaba desde el principio en la órbita del Real Zaragoza, pero lo que está claro es que no era la opción A, ni la opción B. Tampoco la C.
El perfil es claro: atacante con movilidad, buena lectura de espacios y constante en el esfuerzo. Pese a poder desempeñarse como único delantero, se siente más cómodo acompañado de una referencia más clara (Álvaro Giménez) o tirado a banda, donde potencia su verticalidad. Como complemento encaja con las demandas del actual Real Zaragoza, por lo que cabe la posibilidad de que este sea el «jugador de aspecto ofensivo» -y no el delantero- al que hacía referencia JIM hace unos días.
Y es que los delanteros, aunque en el último año y medio lo hayamos olvidado, acostumbran a tener como principal función marcar goles. En este sentido, la carta de presentación de Nano no invita al optimismo: el nuevo fichaje blanquillo ha logrado 25 tantos en 140 partidos de Segunda División; 1 en su última campaña con la UD Logroñés, equipo que acabó cayendo al pozo de la 1ª RFEF. El dato es desolador: ha promediado 2 goles por temporada desde su particular «boom» con el Tenerife en la 15/16, cuando anotó 14 en 35 partidos. De eso hace ya 6 años.
Ojalá veamos esa versión tan lucida de Nano. Mientras tanto, solo hay una cosa clara: su rendimiento con la blanquilla será el que le quite -o no- la etiqueta de refuerzo de dudosa garantía.