Un año más con un proyecto que no existe

0
Fotografía: Real Zaragoza

El Real Zaragoza lleva años atrapado en un ciclo que parece no tener fin. Se nos llena la boca hablando de proyecto, de construcción, de futuro… pero, ¿dónde está? ¿Quién lo ve? Lo único tangible es la repetición de los mismos errores temporada tras temporada, con distintos protagonistas pero idéntico guion.

El entrenador de turno aterriza con un discurso de exigencia moderada, intentando ser un escudo para la directiva mientras el equipo transita por la competición sin rumbo claro. Si la temporada acaba mal, excusas. Si acaba en tierra de nadie, un par de victorias finales servirán de justificación para hablar de base sólida para el año siguiente. Y así, con este simulacro de gestión, se prolongan contratos, se vende humo y se mantiene el statu quo.

Mientras tanto, los futbolistas, salvo honrosas excepciones, hacen su negocio. Los que vienen cedidos solo están de paso, sin mayor compromiso que el de mostrarse para su próximo destino. Los que buscan renovar juegan su partido en los despachos. Y los que sienten el escudo, los que realmente se identifican con el club, suelen ser los primeros en salir, víctimas de la falta de previsión en la gestión de contratos.

La afición, en cambio, sigue siendo el único pilar firme. Es la única que sufre, la única que realmente cree. Pero cada año se repite la misma historia: un equipo descompensado, una falta de planificación evidente y un entrenador que empieza con crédito pero lo pierde en cuanto la pelota no entra.

El fútbol moderno ha devorado al Real Zaragoza. Y no nos engañemos: sin un plan a largo plazo, sin identidad y sin compromiso real de quienes dirigen el club, lo único que nos espera es más de lo mismo. Este parece ser otro año de ilusiones rotas.