El jefe de Estudios Económicos y Financieros de Ibercaja, Santiago Martínez, ha comentado sobre el dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo, que ha mostrado una moderación en su crecimiento. Según la estimación preliminar, el IPC se sitúa en un 2,3% interanual, lo que representa una disminución de siete décimas en comparación con meses anteriores. La tasa subyacente, que excluye elementos volátiles como alimentos y energía, también ha registrado una desaceleración, bajando dos décimas hasta un 2,0%, el incremento más bajo desde noviembre de 2021.
Análisis de las variaciones interanuales
En términos intermensuales, tanto el IPC como la tasa subyacente han aumentado por debajo de la media de los últimos veinte años, rompiendo así una tendencia de tres meses que había superado los valores históricos. Esto se traduce en una variación mensual de precios que se mantiene por debajo de los niveles habituales para este mes, en comparación con los veinte años anteriores.
La desaceleración del IPC se ha atribuido a la bajada de precios en la electricidad y, en menor medida, a los carburantes, ocio y cultura. A pesar de esta moderación, los precios de la electricidad en el mercado regulado siguen siendo significativamente superiores a los del año anterior, aunque en marzo han promediado 57 euros por MWh, frente a los 108 euros de febrero, lo que representa un incremento interanual del 183%.
Impacto de los precios energéticos en la inflación
Aunque los precios energéticos continúan generando volatilidad en el IPC, la tasa subyacente indica una reducción en las presiones inflacionistas que se vivieron en 2022 y 2023. Sin embargo, algunos precios, especialmente los de alimentos, se mantienen elevados en comparación con los niveles de 2021. Se anticipa que el efecto base en abril será alcista, particularmente para la tasa subyacente. A lo largo del año, se espera que los incrementos se alineen con los objetivos del Banco Central Europeo, mientras se inicia un nuevo ciclo en el crecimiento de los precios, influenciado por salarios que parecen estar alejándose de las tendencias deflacionistas anteriores a la pandemia y por una guerra comercial con efectos aún inciertos.