Colistas por méritos propios, la excusa ya no vale

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Por más que se repita que “estamos en octubre”, la cruda realidad ya no se puede maquillar: el Real Zaragoza es colista en solitario de Segunda División. Lo es con seis puntos de treinta posibles, con una sola victoria en nueve jornadas, y tras encajar una goleada en Almería que evidencia que ni hay plan, ni hay sistema, ni hay rumbo. Y lo más grave: ya no hay excusa posible.

Lo sucedido en el Power Horse Stadium fue el resumen perfecto de la deriva de este equipo. Un Zaragoza sin alma, sin idea de juego, sin estructura defensiva y completamente superado por un rival que simplemente apretó cuando quiso. No hubo portero, no hubo defensa, no hubo centro del campo. El único destello vino cuando la Almería levantó el pie. Sólo así llegaron los goles de Codro y Soberón, que sirven más como anécdota que como alivio.

No se salva nadie. Ni el entrenador, Gabi Fernández, incapaz de corregir los errores que lleva nueve partidos repitiendo; ni los jugadores, muchos de ellos irreconocibles por su bajo nivel; ni una dirección deportiva que sigue empeñada en tratar el club como si fuera una franquicia de supermercado.

Hay que decirlo claro: lo de Keidi Bare fue inadmisible. Lo de Raúl Guti, otro partido sin aportar absolutamente nada. Y lo de un centro del campo que ni roba ni construye, directamente desesperante. Lo más preocupante no es perder, sino hacerlo sin competir. Con la misma tibieza, con los mismos fallos, con la misma sensación de impotencia.

La crítica se extiende —y con razón— a la directiva y a la propiedad. El zaragocismo ha pasado de la paciencia a la emergencia. Porque ya no estamos hablando de proyectos, de playoff o de ilusión. Estamos hablando de la supervivencia del club en el fútbol profesional. Y eso exige decisiones. Urgentes. Y acertadas.

Y sí, el banquillo tiene que cambiar. No porque el entrenador sea el único culpable, sino porque es el primer paso imprescindible para intentar cambiar la dinámica. Lo decían en Qué Me Estás Contando: “Si mañana no hay decisión, Txema Indias tampoco debería seguir.”

Hace falta un volantazo. Hace falta gastar en un entrenador de verdad. Porque si no hay dirección desde el banquillo, y no hay dirección desde los despachos, este Zaragoza terminará exactamente donde está hoy: en el pozo. Y entonces ya no bastará con discursos, ni con excusas, ni con decir que “aún queda tiempo”.

La afición del Real Zaragoza se merece otra cosa. Y ha demostrado, una y otra vez, que está por encima de todo. Pero ahora toca que los de arriba actúen. Porque el reloj corre, los puntos no llegan… y la 1ª RFEF no espera.