Señala a veces el destino a personas o instituciones llamadas a cruzarse, a entenderse, a convivir, a quererse. Que a lo largo de la vida confluyen en una cita recurrente, a la que ni uno ni otro pretenden –ni quieren- renunciar.
Y ese es el estrecho marcaje de Radomir Antic y el Real Zaragoza, a quienes el fútbol unió y que los dos se han empeñado –y comprometido- por mantener. Y por eso, entre otras cosas, Antic ha sido siempre querido y enormemente respetado por la afición zaragocista.
El serbio se incorporó al Real Zaragoza como futbolista en el tramo final de su carrera deportiva, entre 1978 y 1980. Tras haber impartido magisterio en el Partizán de Belgrado, saltó a la Liga turca para militar en el Fenerbahce y de ahí, al Real Zaragoza.
Elegancia, calidad, visión de juego y liderazgo emergieron en un Real Zaragoza al que llegó avalado por Vujadin Boskov, que dejó el equipo en ese primer año, y se consolidó con Manolo Villanova. Sin embargo, el conjunto aragonés no brilló en esas dos temporadas y Antic tomó las maletas para viajar a Inglaterra, al Lutton Town. Pero el flechazo se había consumado.
Ocho años después, en la campaña 1988-89, Antic se comprometió como técnico de la formación blanquilla, con un recién llegado al Real Zaragoza Víctor Fernández como segundo. Otra cuestión que también refleja la trascendencia del serbio en la entidad blanquilla.
Ubicó al Real Zaragoza en la UEFA y se marchó después de dos años con una racha final impecable que se inició precisamente un 15 de abril de 1992, y en la que encadenó cuatro victorias y un empate (Osasuna, empate ante el Oviedo, Castellón, Mallorca y triunfo final ante el Barcelona en La Romareda).
Pero ni siquiera esa despedida sería definitiva, como nunca lo fue. Años después, en 1996, en La Romareda cosecharía su gran éxito profesional, al lograr el doblete con el Atlético de Madrid al imponerse al Barcelona en la Copa, gracias a un gol de Pantic (0-1), avanzada ya la prórroga. No podía haber elegido mejor escenario…
Antic visitaría por última vez como entrenador La Romareda el 18 de febrero de 2001, siendo entonces entrenador del Real Oviedo, en donde cayó derrotado por 5-2. Y en esa su singular relación con el destino y el Real Zaragoza, el serbio dirigió su último partido de nuevo frente a ‘su’ Real Zaragoza, un 28 de marzo de 2004, con victoria zaragocista por 0-2.
Es natural que el reconocimiento que estos días brinda el fútbol a Radomir Antic resuenen de forma singular los argumentos del cariño que siempre se mostraron el Real Zaragoza y Antic, que siempre tendrá un hueco en el corazón de los aficionados y en la Historia del Club
