El 21 de marzo de 2020 con el estado de alarma recién decretado se anunció la puesta en marcha en Aragón de los Centros Covid; el 23, el de Yéqueda estaba operativo y es misma noche ya atendía a pacientes: dos residentes de Castejón de Sos que fueron los primeros en pisar un dispositivo intermedio en Aragón. En total, fueron cinco centros, pioneros en España, por los que han pasado 1.463 personas y que han permitido aliviar la carga vírica y asistencial de las residencias.
Hoy, un año y 13 días después, La Abubilla ha vuelto a abrir sus puertas, pero ya como residencia de última generación para mayores, con servicios punteros en fisioterapia y terapia ocupacional. “Estamos ante una nueva etapa en las residencias después del año tan duro que han vivido, y el nuevo camino que inician los centros covid –como este de Yéqueda- es reflejo de ello. Han sido centros que han salvado vidas, que han resultado imprescindibles y que, gracias a la vacuna, ya pueden seguir atendiendo a los mayores, pero desde la esperanza y la ilusión”, ha asegurado la consejera de Ciudadanía y Servicios Sociales, María Victoria Broto, que esta mañana ha visitado las instalaciones junto al director del centro, Mateo Ferrer.
Durante esta visita la consejera ha recordado que actualmente solo hay tres brotes abiertos en residencias de Aragón y que se suma ya el periodo más largo sin decesos por covid en las residencias (un mes completo, desde el 4 de marzo).
En concreto, en La Abubilla han sido atendidas 164 personas hasta su cierre a finales de febrero. En la primera etapa, entre el 23 de marzo y el 20 de junio, se recibió a 99 pacientes positivos en coronavirus. En la segunda, se atendió a 65 usuarios negativos en covid, que provenían de residencias donde se había producido un brote importante y era necesario aislar a las personas no contagiadas. “Ha sido un año muy duro, que nos obliga a reflexionar y que nos ha aportado experiencias de todo tipo, que –seguro- nos servirán para el futuro; un futuro que afrontamos con optimismo y apostando por seguir cuidando a los mayores”, ha explicado el director del centro, Mateo Ferrer. En la misma línea se ha expresado Patricia Vivas, auxiliar del centro, que vivió los primeros días de la pandemia y que en la nueva etapa de La Abubilla va a ejercer como coordinadora del equipo de auxiliares. “En esos primeros momentos, rodeados de incertidumbre, dejamos a un lado nuestros miedos, y enfocamos nuestras energías, para poder ayudar a quienes más lo necesitaban. Quienes precisaban mucho más un abrazo o una sonrisa, aunque fuera detrás de una mascarilla, que el mejor de los medicamentos”, ha recordado esta profesional.
Mayor implicación de las familias
El director de La Abubilla ha hecho hincapié en que el tipo de atención por el que apuesta el centro es novedoso en Aragón y está inspirado en “modelos nórdicos”. En esta línea, ha explicado que la residencia tendrá una elevada ratio de trabadores por residente (hay 45 plazas y se contará con 31 profesionales) y se va a implantar un sistema flexibilizado, donde prime el poder de decisión de los residentes, los espacios íntimos y cálidos, así como un horario libre de visitas, para apostar por la mayor implicación de las familias posible. Además, cuenta con área específica de rehabilitación con fisioterapia, terapia ocupacional puntera, y un extenso jardín.
Para finalizar el acto, la coordinara de las auxiliares ha leído uno párrafos del relato “Pájaron Maravilloso” de Farid-Ud-Din’Attar, donde ha realizado un símil entre la búsqueda que realizaron 30 aves guiados por una abubilla y lo vivido en las residencias. “Todas, al principio, buscábamos ese pájaro maravilloso que nos sacara y alejara de la covid, pero fue ese pájaro que cada una lleva dentro, encarnado en trabajo, constancia y amor, el que hizo que todos, juntos, saliéramos hacia adelante”. Durante el acto se ha recordado a todos los usuarios que han dejado su huella en este centro que hoy comienza una nueva etapa.
Cabe recordar que, a día de hoy, solo permanece abierto como Centro Covid el de Casetas (centro de Maizales) que, además de atender a pacientes de residencias positivos en coronavirus, está recibiendo otros perfiles, como ciudadanos que no pueden realizar de forma adecuada los aislamientos en casa y precisan de cuidados más específicos. En el año de apertura de este centro ha atendido a 1.005 personas. Por su parte, el de Gea de Albarracín y Alfambra atendieron a 111 y 64 personas respectivamente, mientra que el de Miralbueno recibió a 119.