CEOE Aragón ha celebrado hoy su última Comisión de Coyuntura Económica del año, reuniendo a empresas de todos los sectores y tamaños de la Comunidad Autónoma, y con la incertidumbre como protagonista destacada por todas ellas. En la reunión se ha analizado la evolución económica de 2021, caracterizada por una recuperación menos vigorosa de lo previsto y que ha llevado a CEOE Aragón a rebajar al 4% su previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) aragonés para este año, aunque podría ser algo más elevado si el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisa al alza los datos del segundo y tercer trimestre.
El presente ejercicio económico ha presentado un perfil de evolución similar a las oleadas epidémicas hasta el verano. A partir de entonces los principales condicionantes han sido elementos endógenos al ciclo económico, cuya incidencia se ha acumulado y retroalimentado, afectando gravemente a las empresas en primer término y, en consecuencia, al conjunto de la economía y la sociedad.
En la segunda parte del año se han concatenado la fuerte subida de los precios de materias primas y energía, las dificultades logísticas y precios del transporte marítimo (que mueve en torno al 90% del comercio internacional) y la escasez de componentes electrónicos, sumadas en el caso de España a políticas económicas contrarias al crecimiento (con elevaciones de impuestos a lo largo del año y decisiones negativas en el ámbito laboral, entre otros). A ello se añade, además, la prácticamente nula llegada hasta la fecha de fondos europeos del Plan de Recuperación.
Los indicadores que han mostrado datos positivos a lo largo del ejercicio son los de confianza, turismo y especialmente los de mercado laboral. No obstante, pese a que la
afiliación ha superado aparentemente los niveles previos a la pandemia, esto no es así
descontando los trabajadores en ERTE (afiliados, pero no trabajando). En concreto, Aragón cerró octubre (último mes con datos homogéneos de ERTEs) con 4.173 afiliados más que en el mismo mes de 2019 y con 4.545 trabajadores en ERTE en
1.587 empresas; lo que igualmente muestra su concentración actual en las pymes, con mayores dificultades de recuperación.
También las empresas con menor acceso a los mercados internacionales, bien por las características del propio sector de actividad o por no tener actividad exterior muestran en general peores datos y perspectivas. Ventas minoristas forma junto con producción industrial (en negativo desde abril) e inflación (5,5% en noviembre, con subyacente del 1,7%) el grupo de indicadores con peor comportamiento en España a lo largo de este año.
PREVISIONES PARA 2022
Las expectativas para 2022 son de mantenimiento de los niveles moderados de recuperación económica, si bien muy dependientes de las limitaciones de producción por escasez de componentes y materias primas, precios y dificultades logísticas, y la inflación, que es el principal factor de riesgo si las tensiones coyunturales se extienden de forma generalizada. Las empresas ya han sufrido una fuerte reducción de márgenes difícil de mantener y también acusan la inseguridad jurídica y económica ante cambios normativos y fiscales sucesivos. La sostenibilidad de los Presupuestos Generales – con ingresos públicos sobreestimados –, la llegada o no de fondos europeos y la propia evolución de la pandemia completan un panorama incierto.
Pese a la dificultad de hacer previsiones, las realizadas para España se sitúan en un promedio del 6% de crecimiento del PIB para el 2022. Desde CEOE Aragón situamos nuestra estimación para el próximo año en Aragón en el 5% – similar a la previsión de CEOE para el conjunto nacional-, un nivel que podría modificarse tanto al alza como a la baja en función de la persistencia o más rápida resolución de los factores antes mencionados.