La secretaria de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Chunta Aragonesista, Ana Caudevilla, ha reclamado medidas para mejorar la situación del sector primario en Aragón, «un sector esencial que se ha demostrado imprescindible durante la crisis provocada por el COVID-19», que a las dificultades anteriores a la crisis añade otras nuevas en aprovisionamiento de factores de producción y el cierre de canales comerciales tales como la hostelería, que deja muchos productos de calidad diferenciada, artesanos y de proximidad sin mercado, además de la caída prevista de la movilidad en materia de turismo.
Para paliar esta situación, CHA propone que se faciliten las prácticas habituales de mantenimiento, recolección, transformación y comercialización de las próximas campañas. Asimismo se deben posibilitar las medidas que garanticen el cumplimiento de las normas sanitarias, tanto para el desarrollo seguro de trabajos agrícolas y ganaderos como para el transporte y alojamiento de los trabajadores. «Es necesario facilitar la contratación de mano de obra especializada o no, proporcionar medios de transporte colectivo y alojamiento, y animar a parados y estudiantes a que participen en las campañas más próximas», señala.
La secretaria de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de CHA ha apelado al consumo responsable de alimentos como «acto político que contribuye a la consolidación de modelos productivos con una gran repercusión social y medioambiental en el entorno». Ha puesto como ejemplo el consumo de productos de proyectos agroalimentarios diferenciados, ligados al territorio, que «contribuyen a mejorar la cadena de valor agroalimentaria de proximidad y a vertebrar el territorio». Además recomienda, en este contexto de crisis, colaborar con el comercio de cercanía, los mercados agroecológicos y las ferias locales, que son la única salida comercial de muchos productores. Asimismo, ha pedido que las administraciones se comprometan, facilitando espacios dimensionados para el correcto desarrollo de este tipo de comercio, así como normativas que obliguen a las empresas dedicadas a suministro de comedores colectivos a incorporar alimentos de proximidad, especialmente procedentes de sectores más vulnerables, ligados al territorio y afectados para el cambio en los hábitos y momentos de consumo de esta crisis.
Por otro lado, los productos de calidad diferenciada lo están teniendo especialmente complicado durante la pandemia, por el cierre de la hostelería y el cambio de la cesta de la compra a la «supervivencia en momentos de crisis». Las empresas familiares, con menos recursos para adaptarse a las nuevas exigencias de la gran distribución, son las grandes perjudicadas. Se puede compensar el cierre de otros modelos de comercio «mediante la venta directa en tiendas online y mercados locales, el comercio de proximidad y el apoyo a los establecimientos comerciales tradicionales que se autoabastecen de productores locales, así como las empresas de gran distribución que hacen prácticas de comercio justo».
Ha defendido Internet como una herramienta muy útil para visibilizar personas, productos, proyectos que pueden generar información y contenidos necesarios para crear vínculos. «La venta directa del productor al consumidor final es una importante oportunidad para muchos proyectos agroalimentarios que no pueden cumplir las exigencias de abastecimiento en de la gran distribución», explica. Es un canal directo y que puede compensar otros mercados, pero también con grandes problemas de gestión de ventas y logística.
La secretaria de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de CHA ha ratificado su apuesta por los huertos de autoconsumo como un complemento económico básico para las familias, pero también como una forma de aprovisionamiento de proximidad, que evita que los productos viajen de forma innecesaria y pasen por muchos espacios de almacén y manipulación, lo que incrementa el riesgo de contagio.
El estado de alarma y la pandemia ha hecho que nos fijemos más en la producción de cercanía. «Ahora más que nunca, es importante la coexistencia de una agricultura o ganadería intensiva productivista, que ya existe en Aragón, con modelos sostenibles basados en los alimentos ligados a nuestra identidad, cultura, y territorio». Los consumidores demandan seguridad y transparencia y los alimentos de proximidad y circuitos cortos transmiten confianza.