El empate del Real Zaragoza ante el Deportivo de La Coruña, con una defensa de cinco hombres, ha vuelto a encender el debate sobre el sistema táctico ideal. Mientras algunos tertulianos y aficionados ven en el 5-4-1 una apuesta sólida para tapar carencias defensivas, otros lo consideran un recurso demasiado conservador que no potencia la pegada del equipo.
La clave, señalan los analistas, radica en la interpretación: el dibujo no es negativo por sí mismo, pero exige piezas muy concretas. Carrileros con recorrido, centrales fiables y delanteros capaces de convertir en gol las llegadas. El Real Zaragoza generó una docena de ocasiones claras en Riazor, pero los remates cayeron en manos de jugadores poco acostumbrados a definir. La falta de acierto terminó pasando factura.
Este sistema, ya ensayado el año pasado, no es una novedad para Víctor, el técnico blanquillo. Para algunos, aporta solidez y multiplica las opciones ofensivas por banda. Para otros, resta mordiente a la hora de culminar jugadas. Lo que es indudable es que el Real Zaragoza necesita encontrar un equilibrio: solidez atrás sin perder filo arriba. Y el tiempo apremia, pues de cara a las próximas jornadas, los puntos son oro en la lucha por acercarse a la zona alta de la clasificación.