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jueves, noviembre 28, 2024
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Ciudadanía pone en marcha un proyecto piloto para facilitar la conciliación a familias en situación de vulnerabilidad socioeconómica y con mayor necesidad

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Facilitar la conciliación a las familias aragonesas en situación de mayor vulnerabilidad para que la realidad impuesta por la pandemia, en general, y por el hecho de que confinen el aula de uno/a de los hijos/as, en particular, no suponga un problema añadido a la gestión diaria de la familia y el trabajo. Ese es el objetivo con el que la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, ha presentado esta mañana el proyecto piloto que nace de la Dirección General de Igualdad y Familias y que pretende cubrir 1.300 horas para atender a niños y niñas hasta los 14 años de aquí a final de año. “La conciliación supone siempre un quebradero de cabeza en las familias, es aún más complicada en situaciones de vulnerabilidad y, con el escenario que ha traído la pandemia, está resultando un auténtico problema social. Con esta experiencia queremos contribuir a paliar estos desajustes en las familias con mayor necesidad”, ha indicado la consejera, que ha añadido que, si el proyecto funciona tal como se espera, el objetivo es dotarlo de mayor presupuesto y recursos en 2021. María Victoria Broto ha anunciado también que se ha puesto en marcha de un programa de Terapia Familiar encaminado “a apoyar con profesionales especializados la gestión de conflictos familiares derivados de la actual crisis sanitaria, económica y social que ha situado a las familias ante una situación excepcional”.

En la rueda de prensa donde se han presentado ambas iniciativas, la consejera ha estado acompañada por la directora general de Igualdad y Familias, Teresa Sevillano, y por la jefa del Servicio de Programas de Apoyo a las Familias, Eva Martínez. Sevillano ha detallado que el servicio “irá dirigido al cuidado de menores de 14 años afectados por cierre de aulas y que deban asumir el confinamiento domiciliario, en caso de que sus padres no puedan acceder a otros recursos y siempre que residan en la ciudad de Zaragoza, así como otras necesidades de conciliación generadas por la actual situación”. En total se van a invertir 15.000 euros en este proyecto piloto, que supondrá cubrir 1.300 horas de atención domiciliaria a menores. En concreto, se les atenderá en el ámbito del hogar, en su higiene, alimentación, realización de deberes escolares, actividades de juego y entretenimiento; así como en el acompañamiento a actividades de carácter educativo, terapéutico/médico o social. La empresa encargada de llevar a cabo este servicio ya está trabajando para poder empezar atender a las primeras familias la semana que viene.

El foco se quiere poner sobre aquellas familias que por su estructura, configuración o situación socio-económica precisan de una atención más específica. Es el caso de las familias monoparentales, en las que la crianza de los hijos/as recae en una sola persona que no puede dejar de trabajar ya que es el único sustento económico de la familia; las numerosas, en las que se multiplican exponencialmente las necesidades en proporción al número de hijos/as; y las que se encuentran en situación de vulnerabilidad, bien por razones económicas o por ser víctimas de violencia de género. La empresa encargada de prestar el servicio trabajará estrechamente con las entidades que están en contacto con estas familias para poder derivarlas al mismo. En el caso de las mujeres víctimas de violencia de género, la coordinación se llevará a cabo con el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM). En principio y con carácter general, el servicio se prestará de lunes a viernes, aunque podría ampliarse a fines de semana en función de las necesidades de las familias usuarias. Asimismo, se realizará un plan de intervención individualizado para cada familia usuaria, donde se tenga en cuenta las circunstancias y especificidades de cada una para optimizar la prestación del servicio.

Terapia familiar ante las crisis y la adaptación a la nueva normalidad

Por otro lado, la Dirección General de Igualdad y Familias también pone a disposición de las familias aragonesas un segundo servicio, en este caso de Atención Psicoterapéutica especializada para familias con hijos e hijas que, como consecuencia de la crisis originada por la covid-19, presentan dificultades en la gestión adecuada de las relaciones intrafamiliares, en afrontar situaciones de duelo y en el acomodo a la nueva normalidad. “Se está detectando que existe un gran coste emocional para los miembros de la familia, y que se requiere organización, solidaridad y capacidad para gestionar los conflictos. En algunas ocasiones, las familias no pueden afrontarlo solas y necesitan la ayuda de profesionales, un apoyo que queremos brindar desde el Departamento de Ciudadanía para contribuir al bienestar de las familias”.

En esta misma línea ha detallado el programa la jefa del Servicio de Programas de Apoyo a las Familias. “Este programa de intervención psicoterapéutica quiere contribuir a que las familias afronten de forma positiva la situación, fortaleciendo sus potencialidades, mediante el aprendizaje de habilidades de gestión de conflictos y el desarrollo de una parentalidad positiva y satisfactoria”, ha indicado Eva Martínez.

Las familias candidatas a recibir esta atención pueden ser derivadas a través de los servicios sociales, los sanitarios (como Atención Primaria o especialidades) y los centros educativos (sobre todo, el servicio de Orientación), que detectan posibles situaciones de conflicto familiar. Del mismo modo, las familias que estén interesadas en acceder pueden contactar a través del teléfono 621 31 90 85. La atención es gratuita para las familias que acrediten una situación de vulnerabilidad y tiene un coste simbólico de diez euros en el resto de situaciones.

Hay algunos factores que hacen de este brote epidémico una situación especialmente estresante, como el temor ante la posibilidad de contraer la infección o infectar a otros, la preocupación por el posible deterioro físico y mental de personas vulnerables o mayores, la impotencia de no poder acompañar a los familiares enfermos en sus últimos momentos, el aislamiento y resquebrajamiento de la redes sociales interpersonales, y la irrupción de pensamientos negativos, vinculados a la ira y la agresividad. Del mismo modo, el miedo a perder el empleo y la crisis social y económica a la nueva normalidad ante un escenario social dudoso que impide planificaciones a largo plazo y que altera los proyectos vitales de las personas.

Al igual que con el plan piloto de conciliación, esta experiencia se extenderá hasta final de año y, si la acogida es favorable y se detecta que se necesario continuar con ella, se implementará en 2021.

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