Víctor Fernández ha insistido a lo largo de toda la campaña en cuidar el balón, mimarlo; una apuesta por el buen tono que se manifiesta en el empeño por encontrar fisuras en la formación rival a través del movimiento de balón con sentido. Y esa voluntad convierte por ejemplo a Eguaras en el futbolista con mayor número de pases completados (1.547) y a Raúl Guti también entre los diez primeros –el noveno con 1.170-. Además, Nieto se cerca al millar, como Atienza.
Pero esa voluntad de acariciar el balón adquiere razón de ser en la voluntad de encontrar resquicios en el entramado defensivo del conjunto rival. Porque no se puede perder de vista que una de las dificultades más frecuentes con las que se ha enfrentado el Real Zaragoza ha sido la de vulnerar murallas o intentar encontrar boquetes entre los muros de formaciones que encontraban en su propia solidez defensiva argumentos para intentar contrarrestar el juego de la escuadra blanquilla.
Por eso, uno de los retos fundamentales de la formación blanquilla es el trabajo por hallar huecos por donde franquear complejos entramados tejidos por los contrincantes. Advertía de ello con regularidad Víctor Fernández, al señalar que los equipos cambiaban con regularidad su estilo de juego cuando se enfrentaban al Real Zaragoza.