David Navarro compareció ante los medios tras su primer encuentro como técnico interino del Real Zaragoza y mostró una mezcla de alivio y euforia comedida tras la victoria por la mínima frente al Racing de Ferrol (1-0). Reconoció que el partido había sido un “partido trampa”, dada la aparente superioridad inicial que, sin traducirse en ocasiones claras, podía desembocar en un despiste o un penalti desafortunado, como el que finalmente señaló el árbitro en la segunda mitad y que el rival no supo aprovechar.
Navarro explicó que el inicio de la segunda parte fue peor de lo esperado, con una desconexión que generó distancias peligrosas entre líneas y dio vida a un Racing de Ferrol que encontró espacios a la espalda del centro del campo zaragocista. Comentó que la falta de coordinación en situaciones clave podía transformar acciones tácticamente buenas de forma individual en desastres colectivos cuando varios futbolistas decidían cosas opuestas de manera simultánea.
Para equilibrar esa descompensación, el técnico admitió haber recurrido al cambio de dibujo, pasando a un 4-2-3-1 que buscaba reforzar el centro del campo y evitar que los contragolpes del rival se convirtieran en ocasiones claras. Además, reconoció que el equipo, especialmente en la banda izquierda con Dani Tasende, necesitaba mayor protección para tapar las acometidas rivales, por lo que valoró la entrada de un tercer central para sujetar mejor ese costado. Señaló también la importancia de los cambios en la segunda mitad, sobre todo la de Pau Sans, a quien definió como muy “chisposo” y capaz de desequilibrar con su energía.
Explicó que, no obstante, el número de ventanas de sustitución ya gastadas por la lesión de Francho Serrano le obligó a tomar decisiones con precaución, temiendo que un nuevo contratiempo pudiera dejar al equipo en inferioridad en los últimos compases de un duelo tan igualado. Dijo que, revisando el encuentro en vídeo más tarde, seguramente detectaría más matices que no había captado en directo por la propia tensión del banquillo.
Sobre el incidente al final del partido, se limitó a restarle importancia, dejando claro que “las cosas que pasan en el campo se quedan en el campo” y subrayó la importancia de la victoria, la portería a cero y el esfuerzo de los jugadores. Comparó el fútbol con un trabajo en el que no solo hay que aplicar esfuerzo, sino que enfrente siempre hay un rival que intenta desbaratar tus planes, y ese factor a menudo se olvida por las ansias de ganar.
Se declaró satisfecho, señaló que la plantilla se quitó de encima un gran peso y recordó que el propio Víctor Fernández, pese a haber salido del club hace apenas unos días, tendría motivos para sentirse partícipe de este triunfo, ya que se había mantenido la línea general de trabajo construida en los meses anteriores. Aseguró que era inevitable echar de menos su presencia en el día a día, dado el vínculo creado tras una rutina de muchas jornadas juntos, pero recalcó la necesidad de seguir adelante y centrarse en cada partido como si fuera el último.
Agradeció la presencia de su familia en la grada, entre ellos sus padres, que no suelen acudir, su mujer y su hijo, con quien bromeó por haber tenido que terminar su propio partido para llegar a ver el final en La Romareda. Reconoció la importancia emocional de este triunfo para la afición, que ahora podrá encarar las vacaciones con un sentimiento de alivio.
Cuando le preguntaron por la trascendencia del resultado, destacó que el grupo había hablado antes del encuentro sobre la idea de que este podía ser “el primer día de una nueva vida” y que no era un día para “intentar” sino para “hacer”, un plan cumplido por la actitud de los jugadores, que según él “murieron por el escudo”. Eso, más allá del resultado puntual, puede convertirse en una seña de identidad definitiva para el futuro.
Sobre la ausencia de Víctor Fernández, insistió en que hoy se trataba de resolver una “final” particular y que el club ya decidirá lo que deba hacer, mientras él está feliz por haber vivido la experiencia única de dirigir al equipo en La Romareda. Sobre el alcance de la lesión de Francho, indicó que habrá que esperar a las pruebas médicas y se mostró esperanzado de que las tres semanas sin competición sirvan para recuperar a jugadores tocados como Baddar y Kosa, además de oxigenar cabezas y piernas.
Finalmente, fue cuestionado acerca de la portería y el penalti detenido por Poussin. Explicó que el cambio de guardameta se diseñó para romper la dinámica negativa y que ahora será el momento de gestionar los egos y la motivación de los demás porteros. Recalcó que el equipo tiene tres grandes guardametas y que ese no será un problema para el Real Zaragoza.