El Real Zaragoza está a punto de dar un giro importante en su dirección técnica. Salvo imprevistos, Miguel Ángel Ramírez asumirá el cargo de entrenador en los próximos días. Este movimiento genera expectativas y, como es natural, también algunas dudas entre los aficionados. Pero, ¿qué podemos esperar de este técnico que viene de dirigir al Sporting de Gijón? ¿Será capaz de devolver la ilusión al zaragocismo y reconducir la situación en esta dura Segunda División?
Ramírez llega con un aval interesante: en su última campaña con el Sporting de Gijón, cumplió con el objetivo marcado, que no era otro que clasificar al equipo para los playoffs. Las circunstancias que encontró allí no son muy distintas de las que afrontará en Zaragoza: una plantilla competitiva, pero lejos de las mejores de la categoría. A pesar de esas limitaciones, supo construir un equipo sólido, difícil de batir y con una identidad reconocible sobre el terreno de juego.
Es cierto que el fútbol del Sporting de Ramírez no fue siempre brillante, pero sí efectivo. Consiguió equilibrar las carencias ofensivas del equipo con un sistema compacto y aprovechó al máximo los recursos disponibles. Para un Real Zaragoza que lleva años navegando en la mediocridad y con una afición acostumbrada a sufrir, un entrenador que sepa maximizar el rendimiento del grupo puede ser justo lo que se necesita.
Por supuesto, no faltan los escépticos. Algunos señalan que Ramírez no es un técnico «de renombre», que no tiene el perfil mediático de un Mourinho o un Guardiola. Pero seamos realistas: el Real Zaragoza está en Segunda División. Las expectativas deben ajustarse a la categoría, y Ramírez, con su experiencia en este nivel, parece una elección razonable. No es un revolucionario, pero tampoco un improvisado. Lo que sí parece ser es un entrenador comprometido, con una idea clara de juego y, lo más importante, con la capacidad de adaptarse a los recursos disponibles.
Es fundamental que el zaragocismo entienda que un proyecto necesita tiempo y apoyo. Ramírez no llegará con una varita mágica, pero si le damos el margen necesario, podría ser el técnico que finalmente lleve al equipo a dar ese paso adelante que tanto se ha esperado. Al fin y al cabo, su trayectoria reciente habla de un entrenador que sabe trabajar bajo presión y que, al menos en su etapa en Gijón, se ganó el respeto de una afición exigente.
El fútbol es caprichoso, y en esta categoría, los detalles marcan la diferencia. Ojalá Miguel Ángel Ramírez tenga esa pizca de suerte que siempre hace falta en este deporte. Si consigue cambiar la dinámica del equipo, revitalizar el ánimo en el vestuario y conectar con una afición fiel y entregada, el futuro del Real Zaragoza puede ser mucho más prometedor.
Como seguidores, tenemos que darle nuestro respaldo desde el primer día. Porque este es nuestro equipo, y el éxito de Ramírez será el éxito de todos. ¿Es el técnico perfecto? Probablemente no. Pero, con trabajo y compromiso, puede ser el entrenador que el Real Zaragoza necesita en este momento crucial. ¡Suerte, míster!