El mejor presupuesto posible para Zaragoza

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Julio Calvo Iglesias
Portavoz del grupo municipal de VOX en el Ayuntamiento de Zaragoza

Estoy convencido de que el mejor presupuesto posible no es el mejor presupuesto, pero es el que
las circunstancias y la correlación de fuerzas en el seno de la Corporación han hecho posible. Y
entre todos los posibles, sin duda es el mejor. Es verdad que también hubiera sido posible un
presupuesto de amplio espectro, con aportaciones de la izquierda, pero conociendo sus veleidades
ideológicas y la deriva en que se han embarcado en aquellas instituciones que gobiernan, dudo
mucho que ese hubiera sido el mejor.
El proyecto de presupuesto municipal de Zaragoza para el año 2025 es el mayor de la historia de la
ciudad, aunque somos conscientes de que el flujo de fondos europeos que lo hacen posible no va a
ser eterno. Hay que ser prudentes, por tanto, para acometer aquellas inversiones estrictamente
necesarias, las más necesarias, tratando de no comprometer nuevo y mayor gasto corriente para el
futuro, el que implica el mantenimiento y dotación de personal de nuevas instalaciones municipales
y nuevas estructuras administrativas, de las que posiblemente ya andemos sobrados. Pero concurre
esa aportación con un escenario favorable que habrá que aprovechar, la coincidencia de un
gobierno autonómico del mismo signo que el municipal y con una excelente sintonía, a la que no es
ajena el hecho de que el presidente de Aragón haya sido antes alcalde de Zaragoza.
Lo he señalado en anteriores ocasiones y debo repetirlo en ésta: no es nuestro presupuesto. Si
hubiéramos podido redactarlo nosotros, seguramente hubiera sido más austero y más ajustado a
las necesidades reales de los ciudadanos, más vivienda, seguridad y regeneración de nuestros
barrios más degradados, particularmente el Casco Histórico. Pero es, insisto, el que ha sido posible
hacer. No todas las prioridades de la alcaldesa y su equipo de gobierno son las nuestras: hay
algunas iniciativas y reformas urbanas que no responden, a nuestro juicio, a ninguna necesidad real
ni a ninguna demanda ciudadana. Por el contrario, las aportaciones que hemos incorporado no son
sino el traslado de las peticiones que nos han hecho llegar los ciudadanos y los colectivos vecinales
que son quienes mejor conocen sus necesidades. Hemos tratado de ser realistas, prudentes y
rigurosos, y nos hubiera gustado que todo el presupuesto destilara estos valores de realismo,
prudencia y rigor. Creemos que en gran medida es así. De ahí nuestro apoyo.
Parece que, por fin, Zaragoza despega y que empresas punteras en los sectores logístico y
tecnológico han puesto sus ojos en nosotros y han decidido invertir en nuestro término municipal y
en nuestro entorno. Pero ello supone un desafío y deja al descubierto algunas de las carencias en
infraestructuras que arrastra nuestra ciudad y nuestra área metropolitana y en las que tendremos
que invertir para resolverlas. Los accesos a Plaza, uno de los mayores centros logísticos de nuestro
país, son claramente insuficientes. E igualmente, hay, por ejemplo, nueve ciudades españolas que
tienen metro subterráneo. Zaragoza, la cuarta ciudad española, no. Hay trece ciudades españolas
que tienen una red de cercanías en su entorno metropolitano. Zaragoza sólo tiene una línea, con
seis estaciones, y el menor número de kilómetros de todas ellas, dieciseis. E igualmente, la red de
suministro eléctrico en nuestro entorno metropolitano, formando parte de una región netamente
exportadora de energía, puede ser insuficiente para atender la demanda de empresas
electrointensivas como los centros de almacenamiento de datos. Finalmente, nuestra depuradora de
aguas residuales se encuentra al final de su vida útil y hay que pensar en su renovación integral.
Nada de esto podrá acometerse sin ayuda del resto de las Administraciones públicas y va a exigir un
esfuerzo presupuestario para el que nos tenemos que preparar en los próximos ejercicios. Esas,
entendemos, han de ser nuestras prioridades.