El Museo de Zaragoza ha iniciado un proyecto innovador para restaurar biombos y kakejikus, pinturas y caligrafías japonesas sobre papel o seda en formato colgante. Este trabajo se realiza con la técnica tradicional japonesa karibari.
Por su parte, Nerea Díez de Pinos señaló que estas técnicas son fundamentales para tratar obras con estructuras tan delicadas como los biombos y los kakejikus, que no pueden restaurarse con métodos occidentales. Además, destacó que este proyecto fue posible gracias a una beca de la Fundación Japón, que apoya el estudio y conservación del arte japonés.
Sayuri Pompa, formada en Japón durante varios años, resaltó la importancia de mantener vivas estas técnicas tradicionales. Según se explicó, el proceso de restauración puede durar meses, pero asegura la preservación de las piezas sin alterar su esencia original.Este proyecto coloca al Museo de Zaragoza en una posición destacada para combinar tradición japonesa y restauración moderna, lo que lo convierte en un referente en la misma línea.
En los últimos años no se había podido intervenir en los biombos y los kakejikus japoneses “porque tienen unas estructuras muy especiales y requieren de un sistema de preparación específico” para poder acometer su restauración, “no se pueden intervenir a la manera occidental”, ha dicho Diez de Pinos. Gracias a la beca concedida por la Fundación Japón al Museo de Zaragoza, una persona trabaja en este centro para catalogar los fondos, mientras que el Ejecutivo autonómico ha contratado a Sayuri Pompa para poder aplicar estas técnicas tradicionales japonesas.
Nerea Diaz de Pinos ha apuntado que en Aragón es la primera vez que se utiliza esta técnica, que se había usado anteriormente en la Biblioteca Nacional, Los paneles de tensado que están fabricando “son muy versátiles” y se podrán emplear también en obra contemporánea occidental, en todo tipo de colecciones, ya que el proceso es “muy respetuoso” con la obra gráfica original, ha asegurado.