Desde que Pedro Sánchez accediera a la presidencia del Gobierno en junio 2018 la Comisión Mixta de Seguimiento del Pacto de Agua no se ha reunido. Han pasado 18 meses y obras fundamentales para requilibrar territorio y población como los embalses Almudevar, Biscarrués, Mularroya, Yesa o el recrecimiento de Santolea avanzan a un ritmo más lento del deseado sin que los Gobiernos de España y de Aragón hayan expresado un interés especial por agilizar estas infraestructuras.
Un retraso que puede convertirse en crónico con dos administraciones, la española y la aragonesa, que en sus ejecutivos cuentan con responsables declaradamente contrarios a este tipo de obras como es el caso de Unidas-Podemos en el Gobierno de España, y de Podemos y CHA en Aragón. El portavoz de Agricultura del Partido Popular en el Parlamento regional, Ramón Celma, aludió a la “enorme preocupación” existente en el mundo rural pero también entre los populares aragoneses “por la falta de impulso que existe en las obras del Pacto del Agua”.
La respuesta a esa incertidumbre la centró en una reunión, durante el primer trimestre de 2020, de la Comisión Mixta de Seguimiento del Pacto del Agua que permita conocer la situación exacta de los trabajos en las diferentes obras, saber si se están cumpliendo los plazos previstos y, sobre todo, “para comprobar las ganas de Sánchez y de Lambán con todos estos proyectos”. Añadió además la necesidad de que “se declare oficialmente que se va a impulsar, con la conformación de este nuevo gobierno, obras que son fundamentales para el desarrollo económico y social de nuestra comunidad autónoma”.
Fue el actual presidente de las Cortes de Aragón y anterior portavoz parlamentario del PSOE en la Cámara autonómica, Javier Sada, quien propuso cuando se celebró la última sesión en marzo de 2018, que estas reuniones tuvieran lugar cada seis meses. Expuso además que las obras no avanzaban con la rapidez necesaria y expresamente citó los embalses de Mularroya y Yesa, además de reclamar mayor celeridad en la constitución de las comunidades de regantes para los desarrollos de Monegros II, según consta en el acta de aquella jornada.
Celma recordó estas palabras del representante socialista y por ello reclamó “urgencia y coherencia” al Gobierno Lambán para que active un encuentro de las dos administraciones “lo antes posible”, y puso de manifiesto que de los 3.300 millones de euros de inversión inicial prevista en obras hidráulicas, tras casi tres décadas desde que fuera aprobado por unanimidad en las Cortes de Aragón, más de mil millones están pendientes de ejecutar.
“Depende del Gobierno central el impulso a las obras principales, para que se desarrollen todas esas obras hidráulicas que van a ayudarnos a gestionar de una manera más adecuada el agua en nuestra comunidad autónoma” resaltó, y confrontó la desidia de los socialistas con la diligencia los ejecutivos presididos por el Partido Popular cuando afirmó que “el 80% del presupuesto que se gastó en la época de Mariano Rajoy en obras de carácter hidráulico se invertían en esta comunidad autónoma”.
REGULACIÓN CONTRA LA DESPOBLACIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
El portavoz popular de Agricultura alineó las obras de regulación con la lucha contra la despoblación cuando afirmó “no se puede hablar de España vaciada, no se puede hablar de pueblos con graves déficits de servicios si no se apoya decididamente las obras del Pacto del Agua”, y puso de manifiesto como respecto al número de habitantes la población se mantiene y crece de manera sostenible en las comarcas donde se ha desarrollado el regadío y, en el ámbito económico, cómo la disponibilidad constante de agua aumenta las oportunidades de crecimiento al resaltar que uno de cada tres euros de riqueza generada en Aragón depende de la gestión del agua.
También vinculó estas infraestructuras con el proceso de cambio climático caracterizado por épocas de fuertes y prolongadas sequia pero al mismo tiempo de precipitaciones extremas y torrenciales cuando señaló que “sólo una mayor regulación del agua puede ayudarnos a paliar este contexto de cambio climático”, y recordó la adecuación del documento original del Pacto del Agua a las actuales demandas medioambientales así como a las demandas de usuarios y afectados.