El Real Zaragoza vive una de sus peores crisis deportivas en los últimos años, y lo más preocupante es que la Romareda ha dejado de ser un bastión para convertirse en un escenario de frustración y decepción. Los números no mienten: en los últimos 32 partidos disputados en casa, el equipo ha logrado apenas 8 victorias, ha empatado 9 veces y ha sufrido la alarmante cifra de 15 derrotas. Un balance que refleja a la perfección la decadencia competitiva del club y el calvario que vive la afición zaragocista en su propio estadio.
Cambio de entrenadores, mismo resultado
Desde la temporada 2023-24 hasta la actual, el Real Zaragoza ha pasado por varios entrenadores, cada uno con su propia propuesta, pero sin encontrar la fórmula que devuelva al equipo al protagonismo en casa. Fran Escribá, Julio Velázquez, Víctor Fernández y ahora Miguel Ángel Ramírez (MAR) han intentado, sin éxito, cambiar la dinámica. La realidad es que, más allá de los nombres en el banquillo, los errores se repiten y el equipo sigue sin transmitir seguridad ni solidez en su propio feudo.
Si bien hubo un breve destello de esperanza con Velázquez, quien sumó victorias contra Amorebieta (2-0), Leganés (3-0) o Racing de Ferrol (2-0), la tónica general ha sido la misma: empates decepcionantes y derrotas dolorosas. Con la llegada de Víctor Fernández, se esperaba un impulso anímico, pero los resultados en La Romareda tampoco reflejaron una mejora sustancial. Y con Miguel Ángel Ramírez, los últimos encuentros muestran un equipo que sigue sin encontrar un rumbo claro.
El drama de la falta de gol y la fragilidad defensiva
Uno de los problemas más evidentes de este Real Zaragoza es su incapacidad para marcar goles con regularidad. En estos 32 partidos, el equipo ha sido incapaz de perforar la portería rival en 11 ocasiones, algo preocupante para un equipo que aspira a salir de la zona baja. Además, la defensa ha sido un auténtico coladero, con múltiples derrotas en las que los errores individuales y la falta de concentración han sido claves.
El partido más reciente contra el Burgos (0-1) es el claro ejemplo de esta crisis: un equipo sin ideas, sin pegada y con una afición cada vez más resignada a ver cómo la temporada se diluye en la mediocridad. La imagen de Cristian Álvarez recibiendo un frío homenaje tras la derrota es la metáfora perfecta de lo que vive este club.
¿Cuál es el futuro inmediato?
Si el Real Zaragoza no encuentra una reacción inmediata, la lucha por evitar el descenso podría convertirse en una realidad peligrosa. Con apenas seis puntos de margen respecto a la zona roja, el equipo necesita convertir La Romareda en un fortín de manera urgente. La afición sigue apoyando, pero la paciencia se agota, y los números reflejan que la crisis en casa es más grave de lo que parece.
El próximo reto es recuperar la confianza en casa, algo que parece complicado viendo la tendencia actual. Si la directiva, el cuerpo técnico y los jugadores no reaccionan pronto, este calvario podría terminar en una de las peores temporadas de la historia reciente del club.
La pregunta es clara: ¿cuánto más puede aguantar la afición del Real Zaragoza viendo esta pesadilla en su propia casa?