En su primer partido como entrenador del Real Zaragoza, Emilio Larraz se encontró con una situación límite. Una durísima derrota en casa ante la Cultural Leonesa por 0-5, en un contexto lleno de condicionantes: un penalti en contra, dos expulsiones, la descomposición anímica del equipo y un ambiente en el modular que osciló entre la frustración y la incredulidad.
En rueda de prensa posterior al partido, Larraz mostró entereza, autocrítica y convicción. Lejos de buscar excusas, el técnico zaragozano asumió la dificultad del momento con serenidad y defendió a sus jugadores, especialmente por su esfuerzo en la segunda parte, en la que el Zaragoza jugó con nueve futbolistas tras las expulsiones de Juan Sebastián y Paul Akouokou.
“La vida y el fútbol tienen estas cosas. Hoy ha salido todo al revés, pero esto no es el final ni mucho menos”, señaló Larraz, admitiendo que aunque el partido estaba prácticamente sentenciado al descanso, el equipo salió tras el intermedio con algo de fe. “En el descanso íbamos 0-2 con uno menos, sabíamos que era muy complicado. Pero aún así queríamos intentarlo, meter al rival en problemas. Y entonces nos comunican que Paul tampoco podía seguir. Solo quedaba mantener la dignidad, y yo creo que el equipo lo ha hecho”.
Sobre la expulsión de Akouokou, quien golpeó el monitor del VAR en el túnel de vestuarios, Larraz fue claro, sin dramatismos: “Tenemos que hacer las cosas bien. Y lo que no se hace bien, hay que corregirlo para que no se repita”. No ocultó que el equipo se sintió perjudicado por algunas decisiones arbitrales, pero pidió a los suyos abandonar “manías persecutorias” y centrarse en lo futbolístico.
El técnico también respondió sobre su diagnóstico tras la primera semana al frente del vestuario: “Este equipo tiene capacidad para moverse por la categoría sin ningún problema. Es cuestión de cambiar la dinámica. Cuando llegue un poco más de acierto, cuando el equipo gane en confianza, veremos el verdadero potencial que tienen”.
Aunque la derrota fue contundente y dejó al Zaragoza como colista, Larraz quiso evitar los discursos derrotistas. Consciente del desgaste emocional y de la impaciencia que rodea al club, volvió a insistir en que la única receta es el trabajo: “Hay que tragar, hay que dormir mal y esperar la próxima semana, que tenemos otra oportunidad de revertir esto. Si seguimos remando, estoy seguro de que al final lo sacaremos adelante”.