Francho Serrano compareció tras el partido ante el Deportivo de La Coruña con la voz de quien, más que celebrar, se libera de un peso. El canterano zaragocista no ocultó su alivio tras certificar la permanencia matemática del Real Zaragoza en LaLiga Hypermotion, aunque dejó claro que este final de temporada debe servir como punto de partida para un futuro más ambicioso.
“Sobre todo alivio”, reconoció nada más comenzar. “No estamos ni orgullosos ni contentos, pero sí aliviados porque acaba esta temporada y podemos ya cerrarla de una vez, ojalá con victoria en Castellón”. Francho no eludió la autocrítica, aunque valoró haber despedido La Romareda con un triunfo: “Hemos cerrado de la mejor manera, hemos despedido de la mejor manera lo mejor que hemos podido en nuestra Romareda y esto tiene que ser un punto de inflexión para que cambien las cosas y, de aquí en adelante, mejore todo”.
El centrocampista también tuvo palabras de gratitud para una afición que, pese al sufrimiento acumulado, no ha dejado de apoyar al equipo. “La gente es que no se les puede pedir más. Porque al final el desgaste que tienen mental, igual que el nuestro, es muy grande. Se entienden muchas cosas, se entiende que no nos apoyen… y aún así lo están”, afirmó con sinceridad. “Creo que es muy digno, de agradecer muchísimo. Siempre lo he dicho: el Zaragoza no es nada sin su gente”.
Pero el momento más emotivo llegó cuando habló de su renovación, anunciada minutos después del pitido final ante un estadio entregado: “Sí, ha sido un periodo largo y costoso, pero por fin ha llegado. Estoy muy feliz, estoy donde quiero estar, que es lo más importante”. Para Francho, esta continuidad no es un punto y final, sino un compromiso renovado: “Esto me hace ser más ambicioso todavía, tirar para adelante e intentar ayudar en todo lo que me respete en subir al Zaragoza a Primera División”.
Así, en un día de despedidas y emociones, la voz de Francho volvió a convertirse en eco de la Romareda. Un símbolo de identidad, de continuidad y de esperanza. Porque si algo dejó claro el maño, es que el zaragocismo tiene memoria, alma… y futuro.