Dicen que la venganza se sirve en plato frío. Eso debe pensar Pedro Sánchez, que siempre tuvo en su diana a Javier Lambán, quien, junto a Page, han sido los dos principales críticos a la gestión del sanchismo desde sus respectivas baronías.
Y ahora con la retirada de Lambán, Sánchez ha tejido su tela de araña a través de su ministra y portavoz Pilar Alegría , para apoderarse del PSOE en Aragón y de paso consumar su venganza en el sucesor del “lambanismo”, Darío Villagrasa.
Voluntad no le falta al joven alcalde de Bujaraloz, pero la maquinaria sanchista es muy poderosa, y a la familia oscense, que la tenía asegurada, suma buena parte de la familia zaragozana, con el último paso de la portavoz en el Ayuntamiento, Lola Ranera, que se decanta por Alegría.
Es evidente que las cuentas no salen para Villagrasa, que estaría buscando ya un acuerdo con Pilar Alegría para evitar que el partido se desangre y afronten juntos el reto de derrotar a Azcón en 2027
La historia nos demuestra que las batallas internas en el seno del PSOE dañan la marca y a larga tienen consecuencias electorales. En esta ocasión con más intensidad, dado que Sánchez apuesta por controlar el partido en toda España, como se demuestra con los casos de Óscar López en Madrid o María Jesús Montero en Andalucía. Y el dedo de Ferraz es muy largo y poderoso
Así las cosas, a pocas horas de que se abra el plazo para presentar las precandidaturas, todo parece indicar que habrá lista conjunta y no primarias. Eso sí, el joven Darío Villagrasa hizo una apuesta que como dice el adagio popular, le va a salir “rana”.
Hace aproxidamante 2.500 años, Dario III, rey de los persas, era derrotado en Gaugamela por Alejandro Magno. En el presente, Dario no será “rey” de los socialistas aragoneses sin necesidad de dar una batalla en las primarias, que ya se sabe que las suele cargar el diablo.
