La movilidad en Zaragoza

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Autobús y parada de la linea 501 (Zaragoza-Plaza-Aeropuerto) del Consorcio de transportes del área de Zaragoza.

Julio Calvo Iglesias

Portavoz del grupo municipal de VOX en el Ayuntamiento de Zaragoza

Posiblemente, uno de los aspectos en que el último gobierno municipal de Jorge Azcón, anterior alcalde de la ciudad de Zaragoza, ha suspendido sea el de la movilidad urbana, y se da la circunstancia de que es precisamente la actual alcaldesa, Natalia Chueca, quien ejerció entonces esas competencias al frente del Área de Servicios Públicos y Movilidad. No es, ciertamente, un tema fácil de resolver, cuando la ciudad está creciendo, cuando se incorporan nuevos modos de transporte individual como patinetes y bicicletas, cuya convivencia con vehículos y peatones hay que ordenar, y cuando se imponen desde instancias nacionales y europeas nuevas restricciones a la movilidad con el argumento de los impactos medioambientales del vehículo privado, o se toman medidas que directamente pretenden disuadir el uso del vehículo privado como la peatonalización de calles, la ampliación de aceras y la eliminación plazas de aparcamiento. Hay una premisa errónea a la hora de abordar la movilidad ciudadana y es el de contraponer los intereses de los peatones y de los conductores, cuando una gran parte de los ciudadanos son, en distintas horas del día y según sus necesidades o circunstancias, ambas cosas, peatones o conductores o usuarios de un vehículo privado. Quien conduce por la mañana puede preferir caminar o desplazarse en bus por la tarde, o a la inversa, y la ordenación de la movilidad en la ciudad debería tratar de satisfacer sus necesidades en las dos situaciones.

Uno de los últimos informes del Instituto Nacional de Estadística señalaba que en los últimos diez años el tiempo medio de un zaragozano para desplazarse a su centro de trabajo se había duplicado, lo que coincide con la percepción generalizada que trasladan los vecinos. De hecho, en los sucesivos barómetros semestrales de opinión que realiza los últimos años la fundación DFA para el Ayuntamiento de Zaragoza, el principal problema de los ciudadanos es el transporte público y en menor medida otras cuestiones relacionadas con el tráfico en general, aparcamiento o coexistencia con bicis y patinetes.

Hay varias decisiones de los últimos años sobre las que conviene detenerse, aunque pueda haber opiniones encontradas. Cada una de ellas merecería un artículo independiente o, mejor, un estudio monográfico:

1.- La articulación del transporte de toda el área metropolitana de Zaragoza es una de las asignaturas pendientes y en la que sufrimos un evidente retraso con respecto al resto de grandes ciudades españolas, quizás porque no se le ha prestado la atención que merece. Las grandes inversiones previstas -por ejemplo, la fábrica de baterías en Figueruelas- en el entorno de nuestra ciudad, así como el crecimiento de nuestros polígonos industriales y logísticos van a poner sobre la mesa ese problema. Hay en España nueve ciudades españolas que tienen metro subterráneo. Zaragoza, no. Y de las doce ciudades españolas con servicio ferroviario de cercanías, Zaragoza es la que menos kilómetros cubre (16 km) y cuenta con menos estaciones (seis). Una de las propuestas que hemos oído a varios técnicos es que el Consorcio Metropolitano de Transportes de Zaragoza debería englobar todos los medios de transporte, incluido el bus urbano y el tranvía. Quizás mereciera la pena estudiarlo.

2.- La apuesta por el autobús eléctrico, más caro que el convencional, supone un gasto extra, que podría haberse dedicado a la adquisición de más autobuses convencionales y mejorar así la frecuencia de algunas líneas, incorporando unidades adicionales.

3.- Algunas de las remodelaciones de avenidas y plazas ya hechas o previstas no responden a demandas ciudadanas y en todos los casos se están saldando con una ampliación de aceras, reducción de calzadas y eliminación de plazas de aparcamiento.

4.- Las peatonalizaciones, pacificaciones de calles e implantación de zonas de bajas emisiones añaden nuevas limitaciones al tráfico rodado.  

5.- Existen demandas ciudadanas reales, basadas en necesidades objetivas, que se desatienden o retrasan, como la prolongación de la línea 1 del tranvía a Arcosur o al Hospital Royo Villanova y que se podrían satisfacer con la incorporación de los nuevos autobuses articulados, de media capacidad, autoguiados y de conducción autónoma, como los que están ya en explotación comercial en varias ciudades del mundo; sorprendentemente no en Europa, lo que es una prueba más del atraso tecnológico en que parece haberse instalado nuestro continente. Precisamente nuestro Ayuntamiento llevó a cabo unos ensayos en el marco de un programa al que se llamó Digizity, saldado con éxito, pero del que no han derivado consecuencias ni decisiones posteriores.

6.- La remodelación de líneas del bus urbano va a poner a prueba no sólo el acierto de las propuestas adoptadas sino de la paciencia y capacidad de adaptación de los usuarios a los nuevos hábitos que deberán adquirir para planificar sus desplazamientos cotidianos. Hay que escuchar a los vecinos antes de proponer cambios. Esperemos que los técnicos hayan acertado.

Afrontar los nuevos retos que impone la movilidad en una ciudad como Zaragoza va a exigir grandes dosis de inteligencia, de rigor conceptual y de recursos. Y sobre todo, priorizar absolutamente la racionalidad sobre los planteamientos ideológicos.

Julio Calvo Iglesias

Portavoz del grupo municipal de VOX en el Ayuntamiento de Zaragoza