El Real Zaragoza encajó un gol en Riazor a raíz de un córner a favor. Un error que en el fútbol profesional no debería suceder. Detalles como este resultan demoledores en una categoría tan igualada: conceder espacios al rival para que monte una contra mortal no es sólo cuestión de piernas, sino de concentración y planificación táctica.
Víctor ha reaccionado con cambios aparentemente drásticos. Tras varias jornadas con el meta Gaëtan Poussin bajo palos, decidió apostar por Joan Femenías. Una decisión arriesgada, teniendo en cuenta que la defensa no ha sido el punto fuerte del equipo. La pregunta es: ¿servirá este relevo en la portería para minimizar los errores o añadirá más incertidumbre a la zaga?
A este contexto se suma la necesidad de ajustar la estrategia a balón parado. Los disparos a puerta se multiplican, pero la puntería no está afinada. Al revés, en defensa cualquier despiste penaliza. Con el Eibar esperando en el horizonte, el Zaragoza debe elevar su rigor defensivo y aprovechar mejor sus oportunidades. El debate en la portería es un síntoma de la búsqueda de soluciones. En un campeonato largo, cada detalle cuenta, y las jugadas a balón parado —a favor o en contra— pueden marcar la diferencia entre un ascenso, un playoff o una temporada gris.