La transparencia arbitral y la jugada frente al Andorra

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La aparición pública de Marta Frías, portavoz del Comité Técnico de Árbitros (CTA), para analizar jugadas polémicas de las primeras jornadas de liga ha sido recibida con una mezcla de sorpresa, escepticismo y esperanza. Por primera vez, el colectivo arbitral intenta acercarse a la afición con explicaciones técnicas sobre decisiones tomadas en el campo.

Frías ha repasado varias acciones polémicas, reconociendo errores en algunas de ellas y justificando otras conforme al reglamento. Su tono didáctico y la presencia de figuras del fútbol en la comisión de evaluación (como Morientes u Oltra) pretenden dar credibilidad al proceso. En total, analizó siete jugadas: tres errores y cuatro aciertos.

Este ejercicio de autocrítica ha sido bien recibido por algunos analistas, que lo interpretan como un primer paso hacia una mayor transparencia. Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. Muchos consideran que analizar las jugadas tres o cuatro semanas después de que ocurran reduce considerablemente el impacto del mensaje. Otros reclaman una periodicidad semanal y explicaciones más inmediatas, similares a las que ofrecen entrenadores y jugadores tras los partidos.

Además, la percepción generalizada de que los árbitros están lejos de los aficionados no desaparece con una comparecencia puntual. Las decisiones en el VAR siguen generando sospechas, en parte por el tiempo que tardan en mostrarse las imágenes, lo que alimenta la sensación de manipulación o falta de rigor.

Aunque el esfuerzo del CTA es un paso adelante, muchos opinan que la figura encargada de esta comunicación debería tener mayor capacidad comunicativa y afrontar preguntas de todos los medios, no solo una explicación grabada o enlatada. Para recuperar la confianza, se necesita una relación más directa y fluida con el público.

La transparencia no puede ser esporádica; debe convertirse en una práctica habitual en el fútbol profesional.