No ha popido ser. Definitivamente, el Real Zaragoza no ha podido dar satisfacción a las peticiones reiteradas de su entrenador solicitando la llegada de dos refuerzos
Víctor fue claro. El preparador hablaba de la llegada de un medio centro -ahí encaja Dani Torres-, y de un hombre de banda que pudiera jugar tanto por la derecha, preferentemente, como por la izquierda.
Dos jugadores para los que -sin alardes, desde luego- existía un remanente en caja. Lo malo es que las gestiones emprendidas (Amath, Burgui, Larrazábal…) no han cristalizado y el tiempo se ha agotado.
Unas veces por las reticencias de los clubes propietarios -es el caso de Gaizka Larrazabal, con quien había acuerdo pero el Athletic no lo ha visto claro-, en otras, porque los entrenadores no contemplaban la opción aragonesa -Getafe y Bordalás con Amath- y otras por discrepancias económicas, como en el caso de Burgui. Sea como fuere, en todos los casos se pinchó en hueso.
De este modo, el mercado invernal se salda con las salidas de Pombo, Lasure, Bikoro, Papu y Grippo a Cádiz, Tenerife, Badajoz, Rácing y Oviedo respectivamente y las llegadas de Pereira, El Yamiq y Torres procedentes del Oporto, Genoa y Alavés.
El equipo se queda cojo, a criterio del entrenador. Lalo no ha podido darle lo que le había pedido. El problema es, incluso, numérico.
Ahora mismo, el plantel blanquillo se compone de dos porteros -Cristian y Ratón-; siete defensas -Delmás, Vigaray, Guitián, Nieto, Clemente, Atienza y El Yamiq-; cuatro medios centros -Guti, Eguaras, Igbekeme y Torres-; cuatro medias puntas -Kagawa, Soro, Blanco y Puado- y tres delanteros: Linares, Pereira y Luis Suárez. Sumen a Ros, y a Zapater, lesionados. En total, 20 jugadores útiles a día de hoy. No parecen suficientes.