Este domingo se ha realizado el XVIII descenso de nabatas por el río Gállego. Tras dos años sin realizarse el descenso una gran ilusión acompañaba a los nabateros desde los primeros momentos del día.
Parecía que el tiempo iba a respetar este importante evento, que la lluvía podía complicar tanto el trabajo nabatero como la afluencia de público pero no ha sido así. Ya a las 9 de la mañana se repasaban las dos nabatas una de dos trampos y otra de tres trampos y todos los detalles de la bajada. Se realizaba un almuerzo y se acabaron los preparativos para iniciar la bajada de 7 kilomentros de río con el acompañamiento musical de os Gaiters d´a Tierra Baja.
Sobre las 11 horas se realizó la salida de las dos nabatas conducidas por 12 nabateros acompañados por otros compañeros también vestidos. Tras ellos el Club de Kayak de Murillo de Gállego y los equipos de Salvamento acuático de DPH y DPZ han hecho su salida para asegurar la seguridad de este evento.
Tras la salida las primeras curvas del río ya dejaron sentir la fuerza del agua que ha puesto a prueba la pericia nabatera. Sobre las 11,15 horas el público que llenaba el puente de Murillo de Gállego ya ha visto aparecer la nabata de tres trampos y después la segunda observando cómo pasaban con pericia por debajo del puente donde hay uno de las pasos más complicados del descenso por las placas de hormigón que ahí quedaron tras su construcción.
Parte del público ha seguido el recorrido por pistas laterales, llegando al paso de la lavadora, otro paso complicado donde dos curvas y una grada dentro del río requiere de mucha habilidad además de equilibrio porque ese pequeño salto supone un buen remojón y un esfuerzo importante por parte de los remeros. Dado que hay remos tanto en la parte delantera como trasera las órdenes del lado de remar se dan diciendo el nombre de dos pueblos que se encuentran uno a cada lado y que todos los nabateros tienen interiorizado en que lado están por eso el capitán de la nabata va dirigiendo diciendo Erés cuando hay que remar a la orilla izquierda y Santolaria para remar hacia la orilla derecha.
Tras pasar la lavadora las nabatas paran en un ligero remanso en el sitio conocido como el paso de la barca, dado que ahí existía una antigua barca para pasar el río y en ese punto se realizar un breve almuerzo de todos los nabateros a mitad de bajada para dar tiempo a los vehículos a llegar al Puente de Hierro. En este puente se acumuló mucho público en una espera ilusionada que rompieron en aplausos cuando aparecieron las dos nabatas, . En este puente recién arreglado luce una nueva pancarta con el lema «Río Gállego Vivo» muestra de la victoría sobre el proyecto del pantano de Biscarrués que se sigue celebrando.
Tras el puente se encuentra la playa de llegada donde los nabateros y nabateras se abrazaron con sus familias tras la tensión del descenso y recibieron el aplauso del público. En ese emocionante momento los visitantes valoraron el trabajo nabatero, se hicieron fotos en las nabatas y pudieron verlas de cerca.