Me niego a culpar únicamente a Gabi Fernández. Claro que es responsable de este despropósito, pero si el Real Zaragoza está como está, es porque la descomposición comienza en la cúpula. Y en especial en un director general que ni siquiera sabe quiénes son los accionistas de su club.
Fernando López asegurando que «el mayor accionista del Real Zaragoza es Juan Forcén, seguido de Jorge Mas» es un error gravísimo. Si ni siquiera sabes quién es el mayor accionista de tu club tienes un gran problema porque eso revela desinformación, desinterés o directamente un desprecio por la transparencia.
Esta crisis no es solo futbolística. Es institucional. Y si no hay reacción inmediata desde los despachos, no servirá de nada cambiar de entrenador. Este club necesita orden y respeto desde arriba. Y eso, a día de hoy, no existe.
La dirección general se ha desentendido de todo lo que ocurre en el día a día. La Ciudad Deportiva es un ejemplo de cómo se trata al aficionado. Nos están echando de todos lados: del andamio, de la grada, hasta de la Ciudad Deportiva. Es que es vergonzoso, ¿de verdad esta es la relación que el club quiere tener con los suyos?
Mientras tanto, en el campo, la sensación es de abandono. Nadie parece tener un plan. Se improvisa, se cambia por cambiar. Y los jugadores lo saben. Como decía el Doctor Cardiel en ¡Qué Me Estás Contando! de post-partido, “cuando el futbolista se acostumbra a no ganar, no gana”. Y el Zaragoza parece que ha interiorizado la derrota.
Y encima tienen la osadía de apelar a la unidad. “Tenemos que estar todos a una”, decía Francho Serrano, el único que siempre da la cara. Pero ya basta. Basta de pedir a la afición lo que no sois capaces de ofrecer.
Este club lleva años tomando decisiones tarde y mal. Y si esta semana no hay cambios drásticos, no solo en el banquillo, sino también en el despacho de dirección general, la temporada estará perdida en octubre.
Ya no se trata solo de fútbol. Se trata de dignidad.






