Gaetan Poussin se convirtió en uno de los grandes protagonistas del encuentro ante el Racing de Ferrol al detener un penalti que pudo cambiar el rumbo del partido. El guardameta, que llegaba a este choque tras una etapa complicada y con la oportunidad de reivindicarse bajo palos, se mostró exultante al término de los 90 minutos. Afirmó sentirse “muy feliz” por el club, por el equipo y por sus compañeros, a quienes ve con la cabeza más levantada después de la mala racha sufrida. Reconoció que en la mañana del jueves, tras la derrota en Oviedo, todos estaban bastante “fastidiados”, pero que el fútbol tiene estas cosas: en cuestión de días, la dinámica puede dar un giro si hay un partido cercano para demostrar la valía de cada uno.
Al analizar la jugada clave del penalti, Poussin admitió que hubo un punto de fortuna, pero también trabajo previo en la preparación. Comentó que su entrenador de porteros, Miquel, le había pasado algunos videos sobre los posibles lanzamientos del rival y que él, simplemente, trató de “hacerlo lo mejor posible” al intuir la dirección correcta. Reconoció que, cuando se aporta todo sobre el campo, es más probable que la suerte sonría en momentos críticos como este. Además, destacó que haber mantenido la portería a cero es una forma inmejorable de irse de vacaciones con la cabeza tranquila.
El meta francés hizo también hincapié en las sensaciones personales que trae consigo esta victoria. Recordó que hace un año vivía una situación muy diferente, tras una salida de su club anterior que no fue sencilla y un periodo de adaptación más duro de lo previsto, tanto por el idioma como por el cambio de entorno. Explicó que necesitó tiempo para limpiar la mente y acoplarse al vestuario, aprender el castellano y, en definitiva, sentirse cómodo en la ciudad. Ahora, sin embargo, se siente parte de un grupo muy unido, con compañeros que se apoyan mutuamente tanto en el terreno de juego como desde el banquillo.
Poussin reconoció que la clasificación está lejos de lo que el equipo desea, pero también insistió en que quedan muchos partidos por disputarse y que todo puede pasar en una Segunda División tan igualada, donde cualquiera puede ganar o perder contra cualquiera. Se queda, sobre todo, con la idea de que han hecho feliz a la afición y que, en lo personal, el hecho de detener un penalti y marcharse de vacaciones con una victoria supone un gran alivio. Emocionado al recordar de dónde viene y lo que le costó este último año, el guardameta quiso dar las gracias tanto a la hinchada como a quienes le han apoyado desde su llegada, confiando en que lo mejor de esta temporada aún está por llegar.