Sin rumbo y sin respeto: ¿quién dirige este Zaragoza?

0

Seis jornadas. Tres puntos. Tres goles a favor. Y lo peor: la sensación de que no hay ni plan ni alma. El Real Zaragoza ha tocado fondo, y no por estar al borde del descenso, sino por la imagen que proyecta cada fin de semana. Una imagen que desquicia a la afición y que evidencia que este equipo no tiene quien lo gobierne.

Lo más preocupante no es el resultado. Lo es todo lo demás. “Cuando un equipo llega con dudas, la responsabilidad es del entrenador”, decía el propio Gabi Fernández tras la derrota en Ceuta. Y tiene razón. Pero lo que sorprende es que lo diga como si no tuviera nada que ver con esas dudas.

Este Zaragoza es un conjunto sin continuidad, sin esquema fijo, sin automatismos. Cada jornada hay tres o cuatro cambios incomprensibles. ¿Dónde está la meritocracia? ¿Cómo se puede construir un equipo cuando al mejor de la jornada anterior lo deja fuera? Vuelves locos a los jugadores.

No hay dirección técnica, ni dentro ni fuera del campo. “Todo lo que hemos hecho en la primera parte se ha planteado como estaba previsto”, dice Gabi. Entonces, ¿esto es lo que habías planeado? ¿Una primera parte desastrosa, con futbolistas gesticulando en el campo sin entender qué hacer?

Los errores ya no son aislados. Son sistémicos. Y lo más grave es que el entrenador no solo no reacciona, sino que deja caer que “la culpa es de todos, desde el utillero hasta los jugadores”. ¿De verdad tiene que pagar el utillero por tu incapacidad?

Y mientras tanto, la afición. Esa que nunca falla. Esa que volvió a llenar el modular y que incluso se desplazó hasta Ceuta. Pero ahora también se la nombra en vano. “No os preocupéis. Nos vamos a levantar”, dijo Gabi. ¿Y si no queremos más palabras vacías?

Este equipo se está cayendo. No solo por los resultados. Se cae por dentro. Y lo peor es que los que deberían sujetarlo están más pendientes de justificar lo injustificable que de cambiar el rumbo. Y si no se toma ya una decisión en el banquillo, será demasiado tarde.