El apoyo público a la renta de los agricultores resulta indispensable para equiparar la renta de los agricultores, mantener el abastecimiento alimentario en el marco competitivo y geoestratégico en el que también debe seguir operando el sistema agroalimentario aragonés, así como para afrontar el reto demográfico rural y preservar los bienes públicos asociados al modelo de agricultura familiar.
“En este escenario, resulta clave dirigir y priorizar convenientemente el apoyo público hacia aquella parte del sector capaz de responder con mayor eficacia a los objetivos planteados”, ha destacado el director general de Desarrollo Rural, Jesús Nogués.
Fue con este propósito que el Gobierno de Aragón ya dio un primer paso mediante el Decreto 85/2018, de 8 de mayo, de creación del Registro de agricultores y ganaderos de Aragón. El Registro debe servir como herramienta esencial para una gestión más eficiente y eficaz del apoyo público a la agricultura, sobre todo el aplicado con fondos propios del Gobierno de Aragón.
El estudio “Análisis del apoyo a las rentas agrarias en Aragón” presenta un novedoso análisis nunca abordado hasta ahora, que sobre la base del citado Registro y la exploración de más de cinco millones de datos procedentes de las declaraciones individuales de la PAC, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y de la Seguridad Social, permite caracterizar la relación entre la tipología de nuestros agricultores, la renta agraria y el apoyo público a la misma en función de tres parámetros fundamentales: profesionalidad, productividad y dimensión económica de la actividad agraria llevada a cabo.
Para ello, se ha considerado una muestra muy amplia de 32.635 personas físicas perceptoras de las diferentes ayudas destinadas al apoyo de la renta, que supone el 78 % de la ayuda total a la renta aplicada en Aragón, tanto en base al primer pilar de la PAC de ayudas directas (solicitud conjunta), como del segundo pilar que conforma el Programa de Desarrollo Rural (agroambientales, zonas desfavorecidas y de montaña).
El análisis efectuado, permite observar que la renta agraria media de las personas físicas beneficiarias de las ayudas de la PAC tan solo es de 9.562 euros, lo que supone únicamente el 33 % de la denominada Renta de Referencia que asciende a 28.725 euros. La Renta de Referencia, se publica anualmente por el Ministerio de Agricultura y hace referencia a los salarios brutos no agrarios en España. Así, un agricultor o ganadero con dedicación plena debiera alcanzar una renta de referencia de 28.725,31 euros para que su poder adquisitivo estuviera equiparado al resto de sectores de la economía. Sin embargo y pese a las ayudas públicas referidas, únicamente alcanzan dicha cifra el 9% de las personas físicas beneficiarias de la PAC en Aragón.
“Se constata de este modo la existencia de una significativa brecha de renta entre el sector agrario y el resto de los sectores de la economía”, ha señalado la jefa del Servicio de Modernización de Explotaciones, María José Poblet, encargada de presentar el informe.
El 49 % de los perceptores de la PAC cuentan con una dimensión de la explotación en términos económicos menor de 20.000 € anuales. Cifra totalmente insuficiente y que lastra la dimensión media para todo Aragón que no alcanza los 48.000 € anuales y que dista mucho de los 130.000 € de Francia o los 175.000 € de Alemania. Este 49 % de perceptores de escasa dimensión, consumen el 15 % del total de las ayudas, lo que supone unos 68 millones de euros anuales.
En cuanto a la profesionalidad, entendiendo como tal el porcentaje de ingresos agrarios de un perceptor de la PAC, respecto de sus ingresos totales considerando todas sus actividades económicas, muestra que hay en Aragón 8.573 agricultores (el 26 % de perceptores de la PAC) cuya profesionalidad es inferior al 25 % y que consumen un 5 % del total de ayudas a la renta (unos 25 millones de euros anuales).
En cuanto a la edad, el 37 % de los perceptores tiene más de 65 años (con una media en ese tramo de 76 años), percibiendo en total unos 78 millones de euros anuales (una media de unos 7.100 € por perceptor). Por el contrario, el 10 % de los perceptores son jóvenes agricultores de menos de 40 años (media de edad de este tramo de 34 años), que perciben unos 53 millones de € anuales con una media de 18.500 € por explotación. Si bien estos últimos son los que muestran valores de mayor profesionalidad, mayor productividad y mayor dimensión económica, su renta media alcanza únicamente el 66 % de la Renta de Referencia antes indicada.
Se observa que sólo el 41% de los perceptores de ayuda están afiliados al Régimen de la Seguridad Social por cuenta propia agraria, si bien éstos agregan el 78 % de la producción estándar y reciben el 73 % de la ayuda. En este colectivo tienen un peso más importante los jóvenes agricultores que, como se ha indicado, presentan una mayor profesionalidad.
El análisis realizado permite apreciar que una parte significativa de la ayuda se destina a perceptores que desarrollan una actividad que, por su escasa dimensión económica y productividad, resulta claramente inviable o que, por resultar marginal para el propio perceptor, supone una cuantía poco significativa de sus ingresos totales, por lo que no repercute en la mejora de las rentas de los agricultores y ganaderos, ni constituye un incentivo para mejorar su sistema productivo.
Desde el punto de vista territorial, y partiendo de valores promedios de renta y ayuda a nivel de cada perceptor de ayudas en cada comarca aragonesa, se aprecia que no en todo los casos las comarcas con más renta agraria son las que reciben más ayuda y tampoco sucede que las comarcas que presentan mayor ayuda son las que posteriormente tienen mayor renta.
En base a todo ello, una de las conclusiones que arroja el documento que hoy se presenta es la inexistencia de un patrón de comportamiento lógico que relacione la renta disponible de un agricultor respecto de las ayudas a la renta que percibe. Es decir, agricultores con elevada renta agraria pueden recibir poca o mucha ayuda, o agricultores con renta agraria baja, pueden también recibir mucha o poca ayuda. Esta situación presenta un mal encaje con el objetivo de la propia PAC y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, cuando establecen como objetivo de la PAC la equiparación de las rentas de los agricultores con las rentas del resto de la sociedad.