La reciente victoria del Real Zaragoza tras la marcha de Víctor Fernández ha abierto las puertas a un nuevo capítulo: la llegada de David Navarro al banquillo, al menos de forma interina. Este cambio, aunque forzado por la dimisión del anterior técnico, ha desatado el debate sobre si conviene o no mantenerlo hasta final de temporada. Existen quienes apuestan por la continuidad de un hombre de la casa que conoce la plantilla y, en apenas unos días, ha sabido aplicar ciertos matices de su sello. Otros consideran que el club debería fichar a un técnico de perfil más consolidado, alguien con experiencia en Segunda División para reconducir al equipo y aspirar a mayores cotas.
Las primeras impresiones sobre Navarro se han debatido ampliamente. Una parte de la afición y de los analistas valora su valentía para afrontar un estreno en un clima convulso y su capacidad para realizar cambios coherentes durante el partido que se saldó con victoria. No obstante, también se cuestiona si el bagaje de Navarro y su inexperiencia en la élite podrían convertirse en un arma de doble filo cuando la competición exija soluciones inmediatas. El calendario, como siempre, será juez y parte.
Dentro de los temas que han salido a colación, destacan los nombres propios de algunos futbolistas. Uno de ellos es Marc Aguado. El debate se centra en si es el mediocampista más equilibrado del equipo o si se le exige un rendimiento que aún no ha demostrado. Sus defensores argumentan que, a pesar de que el Zaragoza no acostumbra a dominar la posesión, el futbolista aporta un notable equilibrio táctico. Sus detractores echan en falta más aportación ofensiva y una mayor presencia en el pase decisivo. Bajo la mano de Navarro, la incógnita es cómo encajará Aguado en el nuevo planteamiento, en especial si se refuerza el centro del campo con tres mediocentros.
Otro punto candente es la figura de Ager Aketxe, un jugador llamado a ser determinante pero que, hasta el momento, se ha visto lastrado por la irregularidad. Muchos opinan que el ex del Athletic tiene una pierna izquierda privilegiada, capaz de resolver partidos con un disparo lejano o una falta magistral, pero que su lenguaje corporal transmite apatía en momentos clave. Aun así, es innegable que en Segunda División, un talento como el suyo puede convertirse en un factor diferencial, y su gol en el último partido así lo demuestra. Navarro, en un gesto que ha recibido elogios de buena parte de la afición, apostó por Aketxe y confió en su instinto.
La portería es otro de los focos. Gaetan Poussin recuperó la titularidad y detuvo un penalti crucial, reafirmándose después de una etapa convulsa en la que incluso dejó de jugar. Este movimiento táctico, coincidente con el adiós de Víctor Fernández, alimenta la teoría de que Navarro ha querido recuperar la confianza de uno de los hombres más discutidos y, a la vez, con más potencial del plantel. No pocos aficionados consideran que Poussin debería asentarse bajo palos, sobre todo tras frenar una jugada que pudo cambiar el resultado y la dinámica del equipo.
También hay quien ha destacado el estilo “canchero” que se vio en los últimos minutos de la reciente victoria. Algunos piensan que fue un recurso inherente a la urgencia de conseguir los tres puntos y que ese otro fútbol forma parte de la experiencia que Navarro atesora en categorías menores. Otros creen que este “otro fútbol” puede ser un arma de doble filo a largo plazo. Sea como sea, el debut de David Navarro ha sembrado una pequeña semilla de esperanza, dando la sensación de que, con los cambios justos y un fuerte carácter, el Zaragoza puede volver a creer en objetivos más ambiciosos.