Una humillación anunciada con claros culpables

0

La derrota del Real Zaragoza no es solo una más en una temporada desastrosa. Es la confirmación de que este equipo se hunde sin remedio, sin alma y sin una dirección clara. Es una humillación absoluta, el golpe definitivo a cualquier atisbo de esperanza. Se decía durante la semana que era posible, que aún se podía levantar cabeza, que la situación era reversible. Pues sí, era posible… pero lo que era posible, lo que era evidente, era hundirse aún más.

El Eldense no solo se llevó tres puntos de oro, sino también un golpe anímico devastador para el Zaragoza. Y lo peor es que nadie en la directiva parece querer asumir responsabilidades. Nos han vendido humo durante meses, eslóganes vacíos, promesas sin sustancia, palabras que no se traducen en hechos. Mientras tanto, el equipo se desmorona, los jugadores no encuentran respuestas y la afición, esa que ha estado ahí siempre, se ve obligada a ver cómo su club se aproxima peligrosamente al abismo de Primera RFEF.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? La respuesta es clara: una gestión deportiva pésima, sin rumbo y sin la mínima coherencia. Se han cometido los mismos errores de siempre, los mismos que nos han llevado a una década en Segunda División. La diferencia es que ahora el riesgo es aún mayor: el descenso ya no es una amenaza lejana, sino una posibilidad real y aterradora.

Los culpables están claros: una directiva incapaz, un director deportivo que sigue en su puesto pese a los desastres acumulados, un club que parece más preocupado por los balances económicos que por la realidad deportiva. Pero el fútbol no es una cadena de tiendas ni una franquicia de comida rápida. Aquí no se trata solo de números, sino de pasión, de ambición y de saber lo que significa la historia de este club.

El tiempo se agota. El Real Zaragoza está en peligro, y si no se toman medidas drásticas, el hundimiento será definitivo. Es hora de quemarlo todo y empezar de cero, porque lo que viene después puede ser aún peor. ¿Podría JIM cambiar el rumbo o es demasiado tarde?