La ciudad de Zaragoza se destaca por tener una de las legislaciones más estrictas en la aplicación de normas de seguridad en edificaciones, especialmente para la protección contra incendios. Este enfoque se ha vuelto más importante, por los últimos acontecimientos en Valencia, donde un incendio devastó la semana pasada 138 pisos en menos de una hora, cobrándose la vida de 10 personas.
La normativa zaragozana limita los materiales que pueden ser utilizados en la construcción y establece la obligación de crear zonas aisladas entre sí. El objetivo es claro: prevenir la propagación del fuego en caso de un incendio, tomando lecciones de tragedias como la ocurrida en Valencia.
La construcción de un edificio se asemeja a la elaboración de un puzle, donde cada pieza debe ocupar un lugar específico no solo para asegurar la comodidad de la vivienda, sino principalmente para garantizar su seguridad. Ante la amenaza de un incendio, se vuelve esencial el uso de materiales ignífugos.
Martín Orna, director de la Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia de Doña Godina, ha explicado el método de construcción, enfatizando la necesidad de utilizar materiales no combustibles que puedan frenar las llamas. Según Orna, estos materiales son «resistentes al fuego» y no contribuyen a la carga energética de un incendio.
Estos materiales, además, tienen un tiempo de resistencia al fuego, determinando cuánto tardan en arder. Esta característica es crucial al combinarlos en la construcción, cumpliendo con las normativas vigentes y permitiendo a los bomberos calcular el tiempo disponible para evacuar el edificio en caso de emergencia.