El 26 de abril de 1986, dos décadas después de su último título copero, todavía en blanco y negro y con los Magníficos, el Real Zaragoza lograba de forma heroica la Copa del Rey. La formación blanquilla, dirigida por Luis Costa –heredero de Enzo Ferrari en el banquillo-, comparecía en el Estadio Vicente Calderón como víctima propiciatoria de un Barcelona imponente. Sin embargo, la solidez blanquilla y un gol de falta de Rubén Sosa, que pegó en la barrera y despistó a Urruti en la portería azulgrana, permitió a los zaragocistas levantar su tercer título copero.
El Real Zaragoza había dejado en la cuneta al Huesca, Teruel, Éibar, Málaga, Real Burgos, Castilla y Real Madrid, antes de imponerse en la final al Barcelona. La escuadra aragonesa formó con Cedrún, Casuco, Juan Carlos, Juliá, García Cortés, Señor, Güerri, Herrera, Pardeza, Rubén Sosa y Pineda. Además entraron en los últimos minutos Casajús y Corchado.