Hoy se ha firmado el acuerdo para poner en marcha el proyecto europeo LIFE ZEROENERGYMOD que se prevé probar en un mes. En el convenio participan cuatro socios: la Fundación del Hidrógeno, que preside Arturo Aliaga, el Centro Universitario de la Defensa y las empresas aragonesas ARPA EMC y B-Haus. Se trata de un proyecto basado en el desarrollo de módulos habitables y modulares, fáciles de transportar e instalar y con un consumo energético de cero emisiones. Se probará primero en el Ejército, aunque la idea es extenderlo al ámbito civil.
Los cuatro socios que participan en este proyecto, entre ellos la Fundación Hidrógeno Aragón, han ratificado hoy su compromiso en la investigación para alcanzar edificios más eficientes. El presidente de esta entidad y también vicepresidente aragonés, Arturo Aliaga, ha destacado “la solidez de esta iniciativa fundamentada en las tecnologías del hidrógeno y que cuenta con dos empresas aragonesas para su puesta en marcha, así como con el Ministerio de Defensa, con gran arraigo en Aragón”. El origen de esta tecnología, ha reiterado Aliaga, “comenzó hace más de quince años en la comunidad autónoma y ahora, con proyectos como este, demuestra que está dando sus frutos y se está colocando en la vanguardia de este tipo de investigaciones con prototipos internacionales. Esperamos que acabe siendo un prototipo patentado y extensible para otras aplicaciones del sector civil”.
La solución definitiva estará formada por dos módulos integrados, el PASSIVMOD, un módulo habitable de consumo energético reducido, gracias a su diseño bajo el estándar Passivhaus, y el ENERMOD, un módulo energético provisto de generación renovable. El módulo habitable será polivalente y se podrá utilizar como dormitorio, oficina o centro de comunicaciones, certificado bajo el estándar energético de Passivhaus, el más exigente a nivel mundial y que ya se está extendiendo por todo el mundo. Y el segundo módulo energético que lo va a abastecer y es el que llamamos el Enermod que, a través de energía eólica y placas solares, producirá energía que se almacenará en forma de hidrógeno y así, de forma estacional, se podrá abastecer de forma autosuficiente el módulo habitable. La idea es que en el futuro las bases militares sean «verdes» y completamente independientes del país en el que se encuentren, que no emitan CO 2 y, a la vez, permitirá incrementar su seguridad. Hasta ahora se han realizado varias estancias de investigación en el Líbano, la Antártida y en Zaragoza para comprobar cómo se comporta este estándar en diferentes climas, medios o extremos, y se ha demostrado que es capaz de disminuir el consumo de energía hasta un 90%. El problema, hasta ahora, estaba en la dificultad para abastecer con energías renovables el consumo, pero al reducirlo al 10% es posible el autoabastecimiento.
El prototipo se probará ahora en Zaragoza, como ejemplo de clima árido y seco durante seis meses. De aquí se trasladará a la base de Riga, en Letonia, un clima frío y, finalmente, se trasladará a la base Gabriel de Castilla en la Antártida, de clima extremo, donde se quedará definitivamente. Será el primer edificio Passivhaus que se levantará en el continente Antártico. La previsión es comprobar su funcionamiento para llevar el uso de esta tecnología al resto de los campamentos militares que hay repartidos en el mundo.