(2-0) Tanto remar…

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Volvió a ser cruel. Un final que rompió el guión previsto. De los que duelen. El Huesca cayó frente al Athletic, primero con un gol desde los once metros en el 85 de partido, con expulsión de su capitán, y con la puntilla ya en el añadido. Un fatídico desenlace en un encuentro en el que había hecho más cosas buenas que errores cometidos, pese a encontrarse en un escenario tan imponente como La Catedral, hasta mudo de público.

Convertir la victoria frente al Alavés de seis días antes en un punto de inflexión. Esa era la mentalidad con la que los de Míchel saltaron al césped de San Mamés. Para ello, el técnico mantuvo el mismo once que había logrado los tres puntos en el estadio azulgrana. Aunque las circunstancias le obligaron a tocar su pizarra mucho antes de lo previsto, cuando Maffeo se lesionó muscularmente al cumplirse los primeros 20 minutos de juego. Antes, la SD Huesca había desplegado sus intenciones sin esconderse: quitarle la posesión al Athletic hasta que surgieran las dudas, y buscar a un Okazaki potente en los duelos o aprovechar la confianza y el disparo de Ontiveros.

El dominio de los azulgranas en el partido no logró convertirse en peligro claro sobre la portería de Unai Simón. Y fue en la recta final, antes del paso por vestuarios, cuando llegó la más clara de los de Míchel. Una buena jugada combinativa terminó con un peligroso centro tras el desdoblamiento de Galán. Acto seguido, el propio Galán sacó una falta sobre la línea que también llevó peligro a la portería local. Todavía hubo tiempo para un disparo de Ontiveros que detuvo el guardameta vasco.

Tras la reanudación, el Athletic corrió más riesgos, espoleado por el resultado, y se abrió el partido. Míchel introdujo primero a Rafa Mir y Doumbia, y después a Escriche y Seoane para intentar aprovecharlo. Y así, en un ritmo de partido superior, el Huesca lo ganó metros hacia la portería contraria, aunque consciente de la sensación de peligro de cada acercamiento de un Athletic con mas posesión. Lo intentó Ontiveros, y se buscó a Rafa, pero cuando más roto parecía el encuentro, el árbitro señaló el punto de penalti a cinco de final, penalizando un agarrón de Pulido en el área pequeña, y Kodro no perdonó. En el añadido llegó la puntilla a la herida azulgrana, que con uno menos no pudo evitar que Unai Núñez hiciera el segundo, dejando a un Huesca sin más premio que un esfuerzo que una vez más se quedó sin recompensa.