A pesar de la lluvia y la pandemia, los nabateros de la Galliguera se han reunido en los alrededores de Murillo de Gállego para finalizar la construcción de una nabata testimonial. En condiciones normales, estas embarcaciones hubieran comenzado su descenso poco antes del mediodía, para cubrir el recorrido entre la playa de Murillo y el puente de hierro de Santa Eulalia. Sin embargo, la asociación de nabateros de la Galliguera no ha querido dejar de recordar los preparativos de los días anteriores, aun sabiendo que la nabata se quedaría, un año más, en dique seco. Así, el sábado se terminaron de atar los verdugos, ajustar los remos unir los trampos, para que el domingo estuviera todo listo para lo que hubiera sido el XXVIII descenso de nabatas del Gállego.
El trabajo de nabateros era uno de los más peligrosos de la época, y comprendía el transporte de los troncos cortados en las zonas de montaña aguas abajo, incluso hasta la costa. Superar todos los obstáculos del río, largas jornadas al sol, y el regreso a casa, caminando en la mayoría de las ocasiones, hacían que pasaran largas temporadas fuera de casa, expuestos a las condiciones meteorológicas…
Los nabateros de la Galliguera, junto con la Coordinadora Biscarrués Mallos de Riglos, recuperaron este descenso testimonial hace ya 18 años, dentro de las jornadas culturales de la Galliguera. La principal finalidad de las mismas, conseguir la desestimación del proyecto de embalse de Biscarrués, se consiguió hace poco menos de un año, cuando el Tribunal Supremo ratificó la sentencia que desestimaba la construcción del embalse. Desde la Coordinadora, se espera que el próximo año se puedan retomar todas las actividades habituales en torno al río Gállego, así como realizar las celebraciones previstas con motivo de la celebración de la sentencia.