El partido de hoy ya no servía para gran cosa, salvo para dar por concluida una temporada bochornosa en la que el Real Zaragoza ha estado coqueteando con la pérdida de categoría. Los 13 puntos obtenidos por el equipo en la primera vuelta hacían presagiar un final desastroso y un futuro nada esperanzador para un equipo que ya encara los 90 años de vida.
El partido final contra el Leganés ha sido el justo colofón a lo que han demostrado los jugadores del Real Zaragoza durante toda la temporada. Este escudo no se merecía la dejadez y falta de compromiso de unos jugadores que posiblemente no continúen en el equipo la temporada próxima, pero cuya profesionalidad debía haberles obligado a jugar este último partido como si fuera importante. Al fin y al cabo, en un equipo con graves dificultades económicas, ninguno de ellos puede decir que no haya cobrado por sus servicios.
Comienza desde hoy mismo la cuenta atrás para la temporada 2021-2022. Y los dirigentes y dueños del club tendrán que esmerarse mucho si quieren que los aficionados vuelvan a llenar La Romareda. Al fin y al cabo los abonados no han podido acceder durante todo un año, y a todo se acostumbra uno, incluso a no ir al campo si el espectáculo no lo merece.
Tras ocho temporadas en segunda división los aficionados ya están cansados de que el Real Zaragoza arrastre su nombre por esos campos de futbol. Somos el equipo con más temporadas seguidas en segunda. Ya casi somos un clásico. Es momento de que nuevas ideas recalen en el club. Haciendo lo mismo no se pueden esperar resultados diferentes.