La situación económica actual y las perspectivas de recuperación, que en el caso de España alargan hasta 2023 el logro de niveles de Producto Interior Bruto (PIB) previos a la pandemia, hacen que este no sea el momento adecuado para subir nuevamente el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), tras hacerlo ya un 27,55% entre 2019 y 2020. Así lo ha manifestado hoy el Presidente de CEOE Aragón, Ricardo Mur, explicando que “después de una crisis tan dura como la que aún estamos viviendo, en la que han desaparecido miles de empresas y autónomos, y continuamos teniendo muy elevadas cifras de paro, es momento de apostar por la recuperación e incentivar la contratación”. A ello, no contribuyen medidas como el aumento del SMI, menos aún cuando se suman a las últimas alzas de impuestos, el alza de los precios de materias primas y transportes internacionales, así como los elevados costes energéticos.
El salario mínimo afecta directamente a una pequeña minoría de trabajadores y empresas en Aragón y España, puesto que la inmensa mayoría de los convenios tanto sectoriales como de empresa, sitúan por encima sus sueldos más reducidos. No obstante, sí afectaría de forma relevante primordialmente a las muy pequeñas empresas, autónomos con algún empleado y nuevos negocios, así como a sectores intensivos en mano de obra con poca cualificación y valor añadido, especialmente afectados por la destrucción de empleo de 2020 y que todavía no se ha logrado recuperar.
Actividades como la agricultura, los servicios de limpieza, los afiliados al Sistema Especial Hogar de la Seguridad Social, y algunas ocupaciones de comercio y hostelería serían los más afectados negativamente, así como los trabajadores jóvenes (con un paro superior al 30%) y menos formados, que son quienes en mayor medida cobran el SMI.
Por tamaño de las empresas, actividad y nivel de vida, la afección sería, así mismo, más grave en el medio rural, hecho que afecta negativamente a nuestra Comunidad Autónoma y su tejido productivo, fundamental para la vertebración de territorio y población.
Se corre, además, el riesgo de expulsar a parte de esos trabajadores hacia la economía sumergida, con el consiguiente perjuicio en cotizaciones y pagos de impuestos.
Por otro lado, la subida del SMI puede presionar al alza en la negociación colectiva del resto de trabajadores, repercutiendo, así, negativamente sobre la capacidad de recuperación y el clima laboral general. Debería, además, repercutirse en las condiciones de las contratas públicas.
Recuerda CEOE Aragón que, pese a la mejoría experimentada en los últimos seis meses, los datos de paro muestran que la recuperación todavía tiene mucho camino por delante. Así, el paro en Aragón es todavía un 8,54% superior al registrado en agosto de 2019 (un 15,13% en Huesca, la provincia más afectada; un 7,65% en Teruel y un 7,61% en Zaragoza). En España los empleos por recuperar alcanzan el 8,75%.
También preocupa la elevación de las cotizaciones sociales que supondría el alza del SMI para los autónomos, cuya petición de ayudas por cese de actividad volvió a crecer el pasado mes de agosto en Aragón y en España.
Desde CEOE Aragón recalcamos que los salarios y sus incrementos deben ir ligados a la productividad y al reparto de los ingresos de una empresa que se establece a través de la negociación colectiva. Si no es así y los salarios crecen por encima de los ingresos que generan, las empresas – en este caso micropymes e intensivas en mano de obra- están abocada a pérdidas y, si persisten, al cierre; con la consiguiente pérdida parcial o total de empleos.