Con el objetivo de dinamizar la escena aragonesa con propuestas estables de calidad, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza organizan la II Temporada de Lírica y Danza, que se desarrollará durante los meses de noviembre y diciembre, en el Teatro Principal, el Auditorio de Zaragoza y el Palacio de Congresos. La programación de este año conjuga grandes artistas aragoneses, nacionales e internacionales en espectáculos de primer nivel actualizados al siglo XXI, con el propósito de fidelizar al público melómano al tiempo que se acerca la lírica y la danza a la ciudadanía general.
La programación arrancará con dos pases, días 5 y 6 de noviembre, de “El barbero de Sevilla” en el Teatro Principal. Al frente de esta producción estará el regista Leo Castaldi y la Orquesta Reino de Aragón, dirigida por Ricardo Casero. Le acompaña en este desafío lírico el Coro Amici Musicae y un reparto de jóvenes voces a cuyo frente está el veterano bajo-barítono Carlos Chausson.
Posteriormente, los días 17 y 18 de diciembre, la compañía aragonesa LaMov rescatará en el Palacio de Congresos el mito de Shakespeare con “Julietas y Romeos”, con la música de la Orquesta Katharsis Ensemble.
Por último, el Auditorio de Zaragoza será escenario el 21 de diciembre de un gran homenaje al centenario del debut de Miguel Fleta en el Teatro Real de Madrid, que cerrará la II Temporada de Lírica y Danza. Acogerá una espectacular gala lírica con piezas de las óperas “Carmen” y “Tosca”, populares y atractivas para el público, pero con artistas de primer nivel como la mezzosoprano Ketevan Kemoklidze.
Como novedad, este año se han organizado actividades complementarias en el mes de octubre, que buscan que el público pueda disfrutar de la lírica de una forma diferente. Así, el IAACC Pablo Serrano acogerá sendas conferencias sobre ‘El barbero de Sevilla’ (25 de octubre) y ‘Rossini y España’ (27 de octubre), mientras que la Escuela de Hostelería del IES Miralbueno celebrará unas jornadas gastronómicas del 24 al 28 de octubre con un menú degustación y platos de inspiración rossiniana, bajo el nombre de “Del pentagrama al plato”.