Las votaciones de la moción de investidura de Feijóo se estaban realizando con normalidad, mediante llamamiento verbal a cada diputado. Hasta que llegó el turno del diputado del PSOE por Teruel, Herminio Sancho. Quien tras oir su nombre se levantó del escaño y respondió SI. Sorpresa en el hemiciclo. ¿Tamayazo? ¿Lambán había dado instrucciones a los diputados aragoneses? No podía ser, porque Sancho era «Sanchista». Los diputados a su derecha e izquierda lo miraban incrédulos. Pero la sorpresa solo duró unos segundos. Los justos para que el diputado por Teruel reaccionara, fuera consciente de su error y tratara de enmendarlo, balbuceando que se habían equivocado al pronunciar su apellido y que él había contestado que SI a que era Sancho y no a su voto en la investidura. En fin, de una u otra manera consiguió que su voto se contabilizara como NO, evitando de esta manera que su nombre se uniera al de Alberto Casero, el ya insigne diputado del PP famoso por votar a favor de la reforma laboral y que gracias a su voto salió adelante.