Editorial
Ayer fue un día intenso para la joven princesa Leonor de Borbón. Visita al palacio de La Aljafería para recibir la medalla de Las Cortes de Aragón de la mano de su presidente Marta Fernández. Traslado al Ayuntamiento de Zaragoza para ser recibida por la alcaldesa Natalia Chueca y nombrada Hija Adoptiva de la ciudad como ya lo fue su padre Felipe de Borbón y de allí a La Seo donde recibió la medalla de Oro de Aragón. Medalla que inauguró en 1986 su padre Felipe quien la recibiera de manos de Hipólito Gómez de Las Roces.
En Leonor confluyen dos títulos históricos de dos reinos que se unieron para formar el reino de España: Princesa de Asturias como heredera de la Corona de Castilla y Princesa de Gerona como heredera de la Corona de Aragón.
En el caso de Aragón, los Príncipes de Gerona salían desde su palacio de La Aljafería para llegar a La Seo, donde eran coronados reyes de Aragón.
Y ese ha sido el recorrido que Leonor ha seguido en Zaragoza este histórico 21 de Mayo. Desde la Aljafería hasta La Seo. Parecía un buen momento para reivindicar su título de heredera de la antigua Corona de Aragón, un título eclipsado por el de Princesa de Asturias, más antiguo y que por tanto usa en primer lugar.
Por eso, y tras el excelente discurso del presidente de Aragón, Jorge Azcón, en el que reivindicaba la identidad aragonesa junto con la lealtad a la corona española, parecía un buen momento para que la Princesa de Gerona en sus primeras palabras oficiales a los aragoneses reivindicara su título y les lanzara un guiño, un gesto. Se encontraba en La Seo. No solo en un lugar histórico, sino también un lugar emblemático para la identidad aragonesa. Dicen que nunca se tiene una segunda oportunidad para ofrecer una primera impresión. Quien ayer, desde Casa Real, escribió el discurso de Leonor, perdió una gran oportunidad, que no se repetirá, para que la primera impresión oficial que los aragoneses tuviéramos de la Princesa fuera la de una persona comprometida con el título que ostenta y con la herencia histórica en ella encarnada.
Nos alegramos, como leyó Leonor, de que su estancia en Zaragoza haya sido enriquecedora y muy positiva para ella. Nos encanta que se sienta aragonesa y «maña». Pero eso ya lo dicen los futbolistas que cada año recalan en el Real Zaragoza. De ella esperábamos algo más. Hubiera sido un gesto hacia esa España leal que a menudo pierde oportunidades simplemente por serlo.