El Departamento de Medio Ambiente y Turismo de Aragón instará al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) a ejecutar la regulación del Matarraña y la segunda fase del proyecto de elevación de aguas del Ebro a Andorra. Así lo ha afirmado hoy el consejero de Medio Ambiente y Turismo, Manuel Blasco, durante la reunión de la Comisión del Agua de Aragón. El pleno de este organismo, presidido también por el director gerente del Instituto Aragonés del Agua (IAA), Luis Estaún, se ha constituido hoy y se ha informado sobre las actuaciones del IAA y el seguimiento del Pacto del Agua.
En declaraciones previas a la comisión, Blasco pidió al MITECO agilizar las obras pendientes del Pacto del Agua y solicitó la ejecución de las tres balsas laterales de la cuenca media del río Matarraña, una actuación contemplada en el Pacto del Agua de Aragón, pero no incluida en el Plan Hidrológico del Ebro 2022-2027. Blasco resaltó que estas obras cuentan con un amplio respaldo social en el territorio del Matarraña, que ha sido un ejemplo en la consecución de acuerdos sociales para la planificación de infraestructuras de agua, como los Acuerdos de Fabara de 1999 y el Dictamen de la Fresneda de 2005. Las obras pendientes incluyen la Balsa de Val de La Figuera, la Balsa de Comellares y la Balsa de Planserrats, con una financiación global de más de 39 millones de euros.
Además, Blasco instó al Ministerio a ejecutar la segunda fase del proyecto de elevación de aguas del Ebro para la mancomunidad turolense. Aunque la primera fase concluyó en 2012, la segunda fase, financiada por el ministerio a través del Plan Nacional de Calidad de las Aguas, está pendiente. El proyecto de elevación de aguas del Ebro a Andorra, redactado por el IAA en 2018, está cuantificado en 20,2 millones de euros y contempla 12 kilómetros adicionales de tubería hasta Albalate del Arzobispo, Alloza, Alcorisa, Ariño y Andorra.
La Comisión del Agua también revisó el estado de ejecución del Plan Pirineos de depuración, ejecutado por el IAA. Luis Estaún destacó que, una vez finalizadas las obras en marcha, se habrá depurado el 85% de la carga contaminante global del Pirineo, quedando pendiente el 15% restante, que corresponde a poblaciones muy pequeñas y que requerirán técnicas más sencillas de depuración de aguas.