El valor de las repoblaciones forestales y los múltiples servicios ecosistémicos que aportan han sido el centro de atención en una jornada celebrada esta semana en el Centro Público Integrado de Formación Profesional (CPIFP) San Blas, en Teruel. El encuentro, organizado por la Dirección General de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón y el Colegio de Ingenieros de Montes de Aragón, reunió a 140 personas entre profesionales del sector forestal, empresas y alumnos de la zona. El objetivo principal ha sido subrayar la importancia de la reforestación como una herramienta fundamental para mitigar el cambio climático, recuperar biodiversidad y dinamizar el medio rural.
“La repoblación forestal es una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático, gracias a la fijación del CO2 atmosférico que realizan los árboles, pero las repoblaciones ofrecen un conjunto de beneficios ambientales, sociales y económicos difíciles de igualar por cualquier otra actuación”, destacó la directora general de Gestión Forestal, Ana Oliván. Según explicó, además de capturar carbono, las repoblaciones “aumentan la biodiversidad, crean paisaje, protegen el suelo, mejoran las características hidrológicas de las cuencas, laminan avenidas y, por si fuera poco, generan actividad económica y crean empleo en el medio rural”. En palabras de Oliván, el Plan de Reforestación de Aragón no solo contribuye a que la Comunidad se “vista de verde”, sino que aporta “un valor ecológico, social y económico muy importante”.
En este foro, se compartieron las distintas técnicas de repoblación que se están llevando a cabo en el marco del citado plan, cuyos ejes principales son la restauración forestal, la protección del suelo frente a la erosión y la mitigación de los efectos del cambio climático. El Plan de Reforestación de Aragón se alinea con las políticas nacionales y europeas que buscan proteger el medio ambiente y, a la vez, desarrollar medidas de adaptación al calentamiento global. Por ello, el Gobierno de Aragón ha apostado de manera decidida por la regeneración de zonas degradadas o con potencial forestal, fomentando el uso de especies autóctonas mejor adaptadas a las condiciones locales. Entre las más empleadas figuran distintas clases de pinos, sabinas, encinas y quejigos, cuyas características ecológicas se ajustan a la diversidad climática y edáfica del territorio aragonés.
Según indicaron los expertos, este enfoque centrado en especies autóctonas facilita la persistencia de los futuros bosques y garantiza que las nuevas masas vegetales cumplan sus funciones ecosistémicas. A lo largo de la jornada también se puso de manifiesto la necesidad de fomentar vocaciones en el ámbito de la formación profesional forestal, un sector con gran potencial de crecimiento y que ofrece oportunidades laborales asociadas tanto a la gestión del monte como a la industria de transformación de productos forestales. En este sentido, el CPIFP San Blas se ha convertido en un espacio de referencia para capacitar a los futuros técnicos que se encargarán de gestionar y proteger estos recursos naturales.
Durante el encuentro, se habló además de casos de éxito como la truficultura, un subsector con creciente relevancia económica, sobre todo en la provincia de Teruel, donde se ha convertido en un revulsivo frente a la despoblación. La reforestación con especies micorrizadas, vinculadas al cultivo de la trufa negra (Tuber melanosporum), ha evidenciado el enorme potencial de generar riqueza y fijar población en zonas rurales. Esta actividad, que combina la conservación del medio natural con la producción de un producto de alto valor comercial, representa una muestra clara de cómo las repoblaciones pueden incidir positivamente en el desarrollo socioeconómico de una región.
Por otro lado, los asistentes subrayaron la importancia del papel que desempeña la ingeniería de montes para ofrecer soluciones basadas en la naturaleza, especialmente ante episodios climáticos extremos, como lluvias torrenciales e inundaciones. La correcta ordenación de cuencas y la creación de barreras verdes mediante repoblaciones pueden ayudar a laminar las avenidas y a reducir el riesgo de daños en áreas habitadas. Asimismo, la presencia de una cobertura forestal adecuada contribuye a estabilizar los suelos y evita procesos erosivos.
El Plan de Reforestación de Aragón ya ha comenzado a materializarse en diversos puntos de la Comunidad. En la provincia de Teruel, los trabajos se están ejecutando en los términos municipales de Aliaga, Libros, Ejulve, Alcorisa, Teruel, Alba y Torremocha. Mientras, en la provincia de Zaragoza, se están llevando a cabo repoblaciones en Tarazona, Ateca, Longás y Rueda de Jalón. Estas intervenciones se suman a otras actuaciones ambientales que el Gobierno de Aragón y los ayuntamientos locales promueven para lograr una gestión forestal sostenible que garantice el equilibrio entre aprovechamiento del recurso y conservación de la naturaleza.
En definitiva, la jornada sobre Reforestación celebrada en el CPIFP San Blas ha puesto de manifiesto que los beneficios de las repoblaciones trascienden el plano estrictamente medioambiental, abarcando vertientes sociales y económicas que resultan cruciales para frenar la despoblación y asegurar el desarrollo de las zonas rurales. La apuesta por especies autóctonas, la inversión en formación profesional y la integración de soluciones basadas en la naturaleza conforman la hoja de ruta del Plan de Reforestación de Aragón, que persigue no solo contrarrestar el cambio climático, sino también consolidar una economía verde y sostenible en la Comunidad Autónoma. Bajo este prisma, los profesionales, las empresas y las administraciones públicas ven en la reforestación una oportunidad única para revitalizar el territorio y proteger el medio ambiente de cara al futuro.