El Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza está implementando un modelo integral para el manejo de la Enfermedad Injerto Contra Receptor crónica (EICRc), que afecta hasta al 60% de los pacientes trasplantados de médula ósea. Este enfoque multidisciplinar busca mejorar la atención y seguimiento de los pacientes mediante la coordinación de diversos especialistas.
**Atención coordinada para una enfermedad compleja**
La EICRc puede aparecer meses o años después de un trasplante alogénico, donde las células madre sanguíneas provienen de un donante. Esta enfermedad puede manifestarse de forma leve o evolucionar hacia formas más graves, afectando a múltiples órganos, como la piel, los ojos, los pulmones y el sistema digestivo. En Aragón, el Hospital Miguel Servet realiza anualmente entre 15 y 20 trasplantes de este tipo, además de atender a pacientes derivados de otras ciudades.
La Dra. Isabel Izquierdo, hematóloga responsable de la consulta de seguimiento post trasplante, señala que la EICRc plantea retos que requieren un enfoque conjunto. En este sentido, se ha creado un grupo clínico multidisciplinar que incluye especialistas en Neumología, Dermatología, Oftalmología, Digestivo, Reumatología, Ginecología y Endocrinología. Este equipo se reúne para evaluar cómo mejorar el seguimiento de los pacientes y establecer un circuito de derivación que permita una atención más eficiente.
**Jornada sobre el manejo de la EICRc**
El 3 de diciembre se celebrará en Zaragoza la jornada “Novedades en el manejo de la EICRc: Un enfoque multidisciplinar”, donde se compartirán experiencias y estrategias para abordar esta enfermedad. Durante el evento, además de los profesionales del Hospital Miguel Servet, participará la Dra. Carmen Martínez del Hospital Clínic de Barcelona, quien aportará su experiencia en la creación de una unidad de EICRc.
El Hospital Miguel Servet también está evaluando nuevos tratamientos, como Axatilimab, que podrían mejorar la calidad de vida de los pacientes. Aunque el tratamiento estándar son los corticoides, se están explorando nuevas opciones para abordar la enfermedad, que exige un seguimiento a largo plazo. La atención no solo es clínica, sino también emocional, ya que los pacientes enfrentan el reto de vivir con una enfermedad crónica tras un trasplante que busca curar patologías graves.
